COLUMNA INVITADA

Zaldivar y la silla grande

Zaldívar calla cuando debe hablar, como en su ampliación de mandato; y habla cuando debe callar, como en el caso Loret de Mola vs AMLO

OPINIÓN

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José Lafontaine Hamui / Columna Invitada / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Loret de Mola no es ningún santo. Su lamentable participación, la falta de ética y sensacionalismo, fueron lamentables en el caso de Florence Cassez.  No obstante, lo anterior, lo que ha revelado de la familia del presidente, con evidencias, no tiene que ver con aquel lamentable caso, y mucho menos amerita el involucramiento del Presidente de la Corte en esta guerra de declaraciones. En Zaldívar debe caber la prudencia y la imparcialidad, no ayudar en las patadas de ahogado de AMLO.

Zaldívar no es un político, es un jurista electo institucionalmente para interpretar la constitución, para ser la defensa del estado de derecho.  Los ministros deben en todo momento estar por encima de la retórica política.  Lo que se espera de Zaldívar, no es su opinión sobre los acontecimientos políticos, sino su pronunciamiento sobre las grandes cuestiones jurídicas de México.

 Zaldívar calla cuando debe hablar, como en su ampliación de mandato; y habla cuando debe callar, como en el caso Loret de Mola vs AMLO.

Zaldívar, utilizando el foro "autobiografía jurisprudencial", comenzó a hablar de asuntos del pasado, en especial en el sexenio de Calderón.  Denuncia “operaciones de Estado” “la guardería ABC”, y sobre “la red de protección a Margarita Zavala”.

¿Por qué el presidente de la Corte solo habla negativamente sobre gobiernos anteriores? ¿Por qué calla sobre los atropellos del gobierno actual? Sencillo, la sumisión a AMLO es demasiado visible.

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Claro que debió evidenciar las presiones a la Corte y sus ministros por parte del ejecutivo federal en el pasado.  Es válido que ponga por alto la independencia de poderes en el país; que denuncie públicamente cualquier intento del gobierno para interferir con una resolución; Como el caso del Fiscal General, quien presume que tiene a cuatro ministros para resolver un caso ahogado en conflicto de intereses.  El problema es que no lo hace; exclusivamente critica y evidencia asuntos del pasado; para ocultar y no pronunciarse sobre los presentes, o bien minimizarlos.  El presidente de la Corte se muestra duro y aguerrido con los expresidentes, pero suave, agradecido, sumiso y temeroso con el actual. Zaldívar habla y grita presumiendo su amistad con AMLO; y calla en casos como el de Medina Mora y Otalóra. Avergonzó a la Corte y a si mismo, con su ridículo rol en la convalidación de la consulta popular sobre la “revovación-ratificación de mandato”; Que no es en realidad n una ni la otra, es solo una burla.  Sin duda una de las más lamentables es su tristemente célebre participación en la obscura reforma judicial; Sus titubeos y silencio al regalo de AMLO para ampliar su mandato. Todo lo anterior parece pequeño frente al mayor de sus hierros; El miedo, ineficacia e indolencia para resolver los casos más relevantes en la actualidad, donde AMLO ha violado la constitución una y otra vez.

Recuerdo que celebré la llegada de Zaldívar a la presidencia de la Corte, su proyecto y voto en el caso de Cassez fue extraordinario; elevó e implementó el llamado “efecto corruptor” argüido y reclamado; Entre otras virtudes que sí tiene. Sin embargo, parece ser que lo confundió el poder, le nubló el juicio, lo la presidencia. Simplemente le quedó demasiado grande la silla.

POR JOSÉ LAFONTAINE HAMUI
ABOGADO
@JOSE_LAFONTAINE

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