DESDE AFUERA

¿Nicaragua demócrata?

Las medidas represivas de Ortega no son del tamaño que las realizadas por los dictadores de antaño, pero estamos en sociedades distintas

OPINIÓN

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José Carreño Figueras / Desde Afuera / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

El presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, parece determinado a convertirse en mandatario vitalicio o creador de una dinastía.

Y de lo que no hay duda, es que está determinado a ganar "democráticamente" las elecciones del próximo 7 de noviembre.

Arrestos nocturnos y allanamientos de morada por la Policía secreta... El régimen de Ortega se aleja cada vez más de los ideales que en los años 70 llevaron al Sandinismo a convertirse en una clara opción de izquierda democrática y ciertamente una alternativa popular frente a regímenes de derecha.

Ahora, si hubiera ausencia de candidatos presidenciales o líderes de oposición quizá capaces de enfocar el voto en contra de su tercera reelección, Ortega podría sentirse mucho más cómodo. Y quiere asegurarse: cinco aspirantes a enfrentarlo en los comicios de noviembre ya están en la cárcel.

Así, por ejemplo, no tendrá necesidad de escuchar molestos recordatorios sobre la actuación de su gobierno frente a la pandemia de COVID-19 o explicar porqué él y la vicepresidenta, su esposa Rosario Murillo, desaparecieron por semanas.

Nadie tiene idea del tamaño del problema, pero oficialmente se reportaban 7,696 enfermos y 188 muertos. 

Tal vez su grupo sí sabe y no quiere que se discuta abiertamente.

O la publicitada construcción de un canal transoceánico, con un costo estimado de 50 mil millones de dólares sufragados con capital chino y que anunciado en 2014 debería haber sido terminado en 2019. Pero ya nadie se acuerda de él, y quizá Ortega no quiera recordatorios.

O las promesas de democracia, respeto a derechos humanos y liberalidad que el Sandinismo presentó desde su fundación y provocaron tanto apoyo desde que se lanzó al movimiento armado y triunfó en 1979. 

Algunos de los héroes de ese movimiento están ahora en la cárcel, junto a periodistas y una exprimera dama, culpables de estar inconformes con el gobierno de Ortega; otros están en el autoexilio, como el escritor Sergio Ramírez, que ya aseguró que no hay posibilidades de una elección limpia en noviembre.

Ahora los líderes del Sandinismo se han convertido en lo que combatieron. Una alternativa autoritaria, policial, bajo la cobertura de elecciones arregladas.

La noche de lunes, el periodista Carlos Fernando Chamorro, del portal Confidencial, y hermano de la precandidata presidencial Cristiana Chamorro, ya detenida, denunció el allanamiento de su casa en una serie de tuits.

Horas antes, las cancillerías de Argentina y México anunciaban el llamado a consultas de sus respectivos embajadores en Managua, pero al día siguiente se abstenían en Naciones Unidas, como la semana anterior en la OEA, de votar en una moción condenatoria del gobierno nicaragüense.

Las medidas represivas del régimen de Ortega ciertamente no son del tamaño que las realizadas por los dictadores de antaño, pero estamos en sociedades y mundos distintos. El espíritu es el mismo: conservar el poder a toda costa. 

POR JOSÉ CARREÑO FIGUERAS.
JOSE.CARRENO@ELHERALDODEMEXICO.COM 
@CARRENOJOSE1

dza