SIN FILTROS

¿Humildes o sencillas?

Las votaciones de la semana pasada fueron toda una experiencia personal, porque fueron las primeras en donde pude participar

OPINIÓN

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María Milo / Sin Filtros / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Foto: Especial

Cuando me entregaron la boleta y visualmente ordené a todos los candidatos en mi cabeza, no pude evitar que una sonrisa se dibujara en mi cara. Seguramente nadie la vio, porque ya estaba dentro de la casilla, pero fue uno de esos momentos en los que celebras las victorias en silencio, pero con el corazón ardiendo. No sólo me sorprendió, sino que me emocionó ver que por lo menos en la boleta del área donde me tocaba a mí, había varias candidatas mujeres.

En ese momento me cayeron varios veintes. El primero, que debía investigar si aún así las oportunidades de candidatura habían sido equitativas en términos de género. El segundo, que estamos tan acostumbrados a ver como minoría a las mujeres en puestos políticos, que me asombró ver lo que debería ser, que me emocioné porque se estaba ejerciendo un derecho. Y el último, que tenemos que seguir preparándonos e impulsándonos entre nosotras.

Los verdaderos cambios se crean cuando se es congruente, cuando se actúa de manera pareja en todos lados. Debemos empezar a fomentar esta misma participación activa en las casas, calles, escuelas. Dejar de hacernos de lado a nosotras mismas o a las demás en las discusiones. Impulsar a nuestras hijas, hermanas, amigas, a sentarse en las mesas, a no subestimarse, a saber venderse y dejar de lado esa idea de humildad tóxica que nos han vendido desde que somos chicas. Como dice Miguel Zunzunegui: “Nada atenta más contra la individualidad que la tiranía de las ideas”.

Comportarse de manera sencilla, pensar en los demás, tratar a todos por igual, no ofender ni sentirse superior sin importar qué tan famosa, exitosa o importante se sea, estoy de acuerdo. Pero la humildad como nos la venden a las mujeres es otra cosa, es una herramienta manipuladora usada para someter. De hecho proviene de humus, que significa “estar en la tierra”. Es humillarse, agachar la cabeza. Entonces prácticamente si aspiramos a ser humildes aspiramos a ser humilladas.

Celebrar nuestros logros no es egoísta, en cambio no compartirlos lo es. Abrazar nuestro potencial es ser inteligente, es ponerlo al servicio del mundo, es estar segura de lo que haces y creer en ti. Seamos realistas, ninguna persona ha logrado impactar y crear cambios sin venderse. Dejemos de confundir la sencillez con la humildad. La primera nos ayuda a mantener los pies en la tierra y ser conscientes de nuestra humanidad mientras volamos e inspiramos a que otros también lo hagan. La segunda en cambio, no solo nos mantiene en el piso, sino que nos encadena y condena a ser polvo. 

Si las mujeres que se encontraban ese día en las boletas, no se hubieran atrevido a exponer sus propuestas e ideas, su promoción no hubiera sido exitosa. Estaríamos paradas un escalón abajo del que nos encontramos, para lograr la equidad que tanto ansiamos. Antes de hacérselo entender al mundo tenemos que ser conscientes de que nuestra debilidad no es ser mujeres, sino no visualizar la magia y las posibilidades que tenemos por serlo. Sigamos adelante, siendo congruentes, impulsando y promoviéndonos a nosotras. No tenemos ni 1/4 parte de idea de lo que podemos lograr estando unidas.

POR MARÍA MILO
IG: @MARIAAMILO
BLOG: WWW.MARIAMILO.BLOG

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