El jueves pasado, Morena y sus aliados avalaron un “decreto interpretativo”, para que se permitiera a los funcionarios de la 4T manifestarse sobre el proceso de Revocación de Mandato, sin que sea considerado como un acto de propaganda gubernamental.
Dicho documento, pretende en el fondo, ensuciar las reglas del procedimiento revocatorio, al interpretar en un sentido diverso, lo que el tribunal electoral ha sostenido en materia de propaganda gubernamental, pues contrario a esto, MORENA plantea permitir al presidente y a cualquier servidor público, el poder promover libremente este ejercicio.
Este fraudulento decreto plantea en su parte medular que: “no constituyen propaganda gubernamental, las expresiones de servidores públicos ni la información de interés público que, conforme a las normas de transparencia, deban difundir bajo cualquier formato”, lo que es contrario a la constitución y a la ley que sí lo prohíben.
En tan solo una semana, este decreto pasó por el Congreso de la Unión, e inmediatamente se publicó en el Diario Oficial de la Federación.
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No pasaron ni 48 horas cuando algunos Magistrados de la Sala Especializada del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), al discutir un asunto diverso, aprovecharon la oportunidad para expresar que este decreto no podría aplicarse al ejercicio de la Revocación de Mandato. Lo anterior, debido a que este se debió aprobar 90 días antes del ejercicio democrático para ser válido, tal y como lo establece el artículo 105 constitucional.
Si bien el Presidente de la República, sabedor que los números de su popularidad no son los mismos, después de haberse exhibido su falsa austeridad y la fabulosa vida neoliberal de sus hijos, se vio en la urgente necesidad de modificar el modelo de comunicación política para beneficio de la Revocación de Mandato que tanto pregonó en campaña.
El presidente y su clan, pensaron que, a través de un fraudulento decreto, seguirían con sus constantes transgresiones a la Constitución, como ha sido su manía desde que llegaron al poder, el tergiversar las cosas a su beneficio, solo para obedecer a su líder.
El mal llamado gobierno transformador demostró una vez más que, cuando las cosas no salen como piensan, ellos pueden cambiar las reglas del juego, y fingieron no entender que, el que un decreto interpretativo dote de contenido a los preceptos de una ley electoral durante el curso de un proceso electoral, es un completo fraude a la Constitución.
POR JULEN REMENTERÍA
SENADOR DEL PAN
@JULENREMENTERIA
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