Nacido en la pequeña ciudad de Florida, Missouri, en Estados Unidos, Samuel Clemens mejor conocido como Mark Twain, ha sido el escritor más apreciado de América, quien fue educado en la cercana Hannibal, describió a los verdaderos americanos, en libros como lo aquel que lleva por título Huckleberry Finn.
Sin embargo, muchos saben que, detrás de ese humor y cinismo que lo caracterizaba, Twain era un serio estudioso de lo paranormal, incluso, su interés en el tema procedía de una experiencia personal que tuvo, un día en 1858, cuando predijo la muerte de su hermano.
Premonición de la muerte de su hermano
En ese entonces, el escritor trabajaba como timonel o guía de un paquebote que hacía un viaje de Nueva Orleans a Saint Louis. Una vez estando en tierra firme durante algunos días, Mark Twain soñó que su hermano Henry estaba tendido en un ataúd de metal llevando uno de los trajes del escritor, mientras el ataúd estaba sobre dos sillas y un ramo de flores, con una rosa roja en el centro de su pecho, donde descansaba el difunto.
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El sueño que tuvo Twain fue tan lúcido y real que cuando despertó, no se había dado cuenta de que estaba soñando y pensó que esta en su casa, incluso, el sueño tuvo un trágico final que dos días más tarde, mientras el escritor estaba en Nueva Orleans, el barco en el que trabajaba seguía su ruta por el Mississippi, y su hermano trabajaba igualmente en el barco cuando en un instante, la caldera explotó.
Luego del estallido, Henry sufrió graves lesiones y fue llevado a Memphis, lugar donde murió cuando un médico le inyectó accidentalmente, demasiada morfina.
El entierro de Henry, ¿premonición cumplida?
En el momento en que estaban preparando a Henry para el entierro, algunas amables damas recolectaron dinero para comprarle un féretro de metal. Asimismo, Henry fue vestido con uno de los trajes de Mark Twain, justo como había sucedido en el sueño del humorista estadounidense. Mientras el escritor lloraba la muerte de su hermano fallecido, una dama entró en la habitación y puso un ramo de rosas blancas, con una rosa roja al centro, sobre el pecho de su hermano.
Más tarde, el ataúd de metal fue enviado a Saint Louis, donde fue colocado en el piso alto de la casa de su cuñado, y cuando Mark Twain visitó la habitación donde estaba el cadáver, vio que el féretro había sido colocado entre dos sillas... justo como lo había visto en su sueño.
Con información de medios
DRV