COLUMNA INVITADA

Miedo y hegemonía

Hace dos semanas, el Instituto de Investigaciones Jurídicas publicó un análisis crítico

OPINIÓN

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Guillermo Lerdo de Tejada / Columna Invitada / Opinión El Heraldo de México Créditos: El Heraldo de México

Hace dos semanas, el Instituto de Investigaciones Jurídicas publicó un análisis crítico sobre las reformas a la Constitución propuestas por el gobierno. El 17 de junio López Obrador arremetió contra dicho documento, y ese mismo día la UNAM se deslindó. Les dio la espalda a sus investigadores; renegó de un estudio fundamentado; se distanció del pensamiento académico libre.

Aquel no es un caso aislado, sino un fenómeno que ya se gestaba y parece en ascenso: el miedo como un elemento común de nuestra convivencia pública. El temor creciente al posible costo reputacional, laboral, económico, e incluso legal, por expresar un desacuerdo. El miedo como catalizador para que la nueva hegemonía política se afiance en una supuesta unanimidad de ideas.

Lo que debe entenderse del miedo, en tanto instrumento de control, es el ropaje sutil con que se viste: no necesita castigar a todos los disidentes todo el tiempo; bastan algunos ejemplos, contundentes y públicos, para que la mayoría de los críticos u opositores no requieran ser censurados, porque al ver lo que les pasa a otros se auto-impondrán el silencio y la desmovilización.

Durante los últimos años las advertencias fueron aumentando en frecuencia e intensidad. Desde las decenas de personas incómodas que han sido exhibidas en las conferencias mañaneras –lo que suele traducirse en campañas de acoso permanente–, hasta la persecución abierta contra periodistas como Carlos Loret mediante el uso de instituciones del Estado; la UIF, en días recientes.

No faltará quien argumente que todo esto es una exageración, que al final México sigue siendo una democracia. El mismo gobierno repetirá que hay plena libertad. Y ese es el truco, porque como hemos dicho, el miedo actúa escondido, como una espada de Damocles que no siempre corta, pero que siempre amenaza, en virtud de la cual sus víctimas terminan voluntariamente en la parálisis.

Más aún, tras la inminente reconfiguración del poder judicial y la Suprema Corte, caerán los últimos contrapesos que en este sexenio aún brindaron cierta protección contra los peores abusos.

Con ello, es de esperar que para más de un político, periodista, comentarista en medios o activista social, los riesgos de la disidencia abierta empiecen a resultar cada vez más insostenibles.

Pero el miedo no es algo que se impacte únicamente al opositor de primer nivel, como podría ser un candidato competitivo que tema ser investigado penalmente para descarrilarlo, por ejemplo.

En la convivencia cotidiana, probable y tristemente habrá más casos como el de la UNAM, es decir personas e instituciones que incluso desde espacios relativamente seguros y hasta inocuos, como la academia, decidan dejar de expresarse y actuar con la libertad que hasta ahora aún se permiten.

Por supuesto, hay muchos ciudadanos valientes que siguen y seguirán ejerciendo su libertad para hablar y participar en la vida pública a contracorriente. Pero lo cierto es que el miedo, tanto percibido como efectivamente materializado, y en sus múltiples gradaciones (desde la difamación en medios hasta la persecución judicial), será un elemento no del todo nuevo, pero sí más prevalente, en un contexto donde las instituciones para defenderse estarán comprometidas.

No cabe duda que una amplia mayoría respalda el proyecto político en el poder; pero no menos cierto es que existe una minoría de millones de personas que no lo comparten. Hay una nueva hegemonía política que acaba de confirmar su enorme fuerza electoral, pero pese a todo continuamos siendo un país plural en proyectos e ideas; y por ahora, mantenernos así ahora dependerá en gran medida de derrotar el miedo, que es el paso previo a la resignación y a los consensos artificiales, que jamás en la historia han traído bienestar ni libertad a las sociedades.

POR GUILLERMO LERDO DE TEJADA SERVITJE

COLABORADOR

(@GuillermoLerdo)

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