PASIÓN POR CORRER

Lo que nunca será

Sin todavía poder creer lo sucedido, el mundo del atletismo lamentaba profundamente la tragedia

OPINIÓN

·
Rossana Ayala / Pasión por Correr / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Para Kelvin Kiptum todo pasó muy rápido: su vida, su carrera y su muerte. Podríamos, incluso, resumir la grandeza de su ser y su existencia en tres momentos: En lo que pudo haber sido, lo que fue y lo que nunca será. La promesa de un mito, antes de serlo, el joven atleta que estaba llamado a ser el primer ser humano capaz de bajar de las dos horas en los 42,195 kilómetros, pero así es el destino, nos sorprende y conmociona con hechos y partidas inesperadas, aún cuando se tiene toda una vida por delante.

El trágico accidente ocurrió el domingo por la tarde entre Eldoret y Kaptagat, en el Valle del Riftent. Kelvin Kiptum conducía su Toyota y antes de llegar a su pueblo, Chepkorio, se impactó contra un árbol y cayó en una enorme zanja. Kiptum y su entrenador, el ruandés Gervais Hakizimana, que iba de copiloto, fallecieron al instante y una tercer tripulante, Sharon Kosgei, que iba en el asiento trasero continúa grave en el hospital. El auto quedó destrozado y según la Policía, el atleta fue encontrado muerto debajo del vehículo con el cinturón de seguridad roto.

La noticia se dio a conocer la noche del pasado domingo, unas horas después del trágico suceso. Sin todavía poder creer lo sucedido, el mundo del atletismo lamentaba profundamente la tragedia. La vida del atleta que muy probablemente marcaría una nueva era, había llegado a su meta. Apenas el jueves corrió sus últimos 35 kilómetros, y al final del entrenamiento insistió mucho en tomarse una foto con su equipo, la imagen del último adiós, como si presintiera que no volvería al campo.     

Y es que Kiptum fue muy generoso en la pista, ganó los tres maratones que corrió, Valencia, Londres y Chicago en este último, apenas hace cuatro meses, nos obsequió la participación más sorprendente de la historia del atletismo hasta el momento: Su marca 2:00:35. Este año, en abril, buscaba superarla en el maratón de Rotterdam, y en agosto, el tan esperado duelo generacional con su compatriota Eliud Kipchoge en los Juegos de París, tampoco podrá ser… El Maratón Olímpico se ha quedado huérfano y Kipchoge, sin su heredero.

En el Valle de Rift todos lloran la pérdida de otro de sus atletas que les prometía grandeza, sin embargo, personalmente creo que en la vida hay personas que son como estrellas fugaces, que llegan para darnos algo y luego se van. Brilló  como un rayo, y deslumbró al mundo entero. Corría como un hombre que no conocía los límites de lo humano derrochando confianza. Kelvin Kitum fue un corredor de maratones que amaba correr deprisa. Y vivir deprisa. Pero que, por desgracia, su estrella también se apagó muy pronto. ¿Quién escribirá ahora la historia de lo que pudo haber sido?

POR ROSSANA AYALA

PAL