COLUMNA INVITADA

Estar, aprender y participar

En Mexicanos Primero, tomamos el derecho a aprender como nuestro punto de partida para todo lo que proponemos. El derecho a aprender, entonces, exige que la educación sea triplemente incluyente

OPINIÓN

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Teresa Gutiérrez / Columna invitada / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

La educación es un derecho humano reconocido por la Declaración Universal de los Derechos Humanos en su artículo 26 desde 1948. En México está expresado en el artículo tercero de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos desde 1917. Su concepción ha ido evolucionando y actualmente no se trata de una simple garantía o una concesión del Estado a los individuos, es un derecho que les corresponde a todas y todos por el solo hecho de ser personas.

Esta evolución en la concepción de la educación como derecho, se ha reflejado en el artículo tercero que ha sido reformado 10 veces entre 1934 y 2019. En este proceso, el texto se fue modificando y enriqueciendo hasta hacer explícito no solamente que: toda persona tiene derecho a la educación; también se ha dejado claro que la educación debe ser de excelencia, entendida como el mejoramiento integral constante que promueve el máximo logro de aprendizaje de los educandos. Y aquí encontramos una palabra clave: aprendizaje.

Históricamente, el derecho a la educación se ha concebido como el de poder asistir y transitar por una escuela. El paradigma original, sobre el que se construyó el sistema educativo en México era que todos asistieran a la escuela ya que era necesario alfabetizar para “ciudadanizar” e “incorporar” a la población; resultaba vital el tema de la escolarización de los ciudadanos, ya que las opciones de educación estaban al alcance solo de las élites. La expansión y masificación de los servicios educativos durante el siglo XX se hizo a expensas de la calidad, poniendo poca o nula atención en el aprendizaje de las niñas y los niños y en la atención de las desigualdades. Se le dio poca importancia a las condiciones en las que se desarrollaba el proceso educativo, sin centrarse en que aprender es crecer y desarrollarse para ser la mejor versión de uno mismo.

En Mexicanos Primero, tomamos el derecho a aprender como nuestro punto de partida para todo lo que proponemos. El derecho a aprender, entonces, exige que la educación sea triplemente incluyente. ¿Qué quiere decir esto? Que las niñas, los niños y los adolescentes deben estar, aprender y participar en su experiencia en la escuela.

En Mexicanos Primero entendemos que estar en la escuela significa que todas y todos lleguen a la escuela listos para aprender, permanezcan en ella, la transiten en tiempo y forma, y terminen por lo menos la educación básica y la media superior. Aprender en la escuela significa que todas y todos aprendan lo que les es pertinente y relevante, que desarrollen actitudes y habilidades para seguir aprendiendo a lo largo de su vida y puedan participar plenamente en la sociedad a su alrededor. Finalmente, la tercera inclusión es que todas y todos participen activamente en su propio proceso de aprendizaje, que los estudiantes puedan expresar su opinión libremente en todos los asuntos que les afectan.

La inclusión en la educación no es una mera aspiración, es un derecho, obligatorio y exigible ante cualquier autoridad. Si las personas conocen sus derechos, están facultadas para reclamarlos; sin embargo, esto no es posible sin información transparente, clara, precisa y oportuna de las  fortalezas y debilidades del sistema educativo. Actualmente contamos con información muy puntual sobre cuántas niñas, niños y adolescentes están en la escuela, pero nos hace falta mucha información sobre otros aspectos fundamentales como los logros de aprendizaje de los estudiantes, la formación docente, la calidad de los materiales educativos, la pertinencia de los planes y programas y sobre los espacios de participación disponibles y accesibles para las y los alumnos.

En Mexicanos Primero, buscamos un cambio de paradigma, en el que la educación de todas y todos pueda ser completa y se considere un aspecto indisoluble del derecho humano a la educación.

POR TERESA GUTIÉRREZ CORTÉS

COORDINADORA ESPECIALISTA EN MEXICANOS PRIMERO

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