PASIÓN POR CORRER

Amar duele, correr también

Así que si no corres, pero tu pareja, un amigo o un familiar, lo hace desde siempre, no le digas que su loca pasión por correr es pasajera o que lo hace porque “el running está de moda”

OPINIÓN

·
Rossana Ayala / Pasión por Correr / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

¿Correr duele? Sí, y en algunos entrenamientos sufrimos más que en otros. Por eso en esta afición, muchos son los llamados y pocos los elegidos. No a todo el mundo le atrae la carrera ; hay quienes lo intentan y empiezan con las mejores intenciones, pero con el tiempo lo dejan. ¿Cómo saber si eres un corredor? ¿En qué  momento poner un pie delante del otro  cruza la frontera del gusto y se vuelve una necesidad, una pasión?, ¿Cuándo te conviertes en corredor para siempre?

Hace unos 12 años, cuando mi hijo Salvador era pequeño, me cuestionó con esa sabiduría con la que solo puede hablar un niño: ¿Por qué corría un maratón si la posibilidad de ganarlo era mucho más que lejana; si no me desmotivaba cuando decenas de corredores pasaban delante de mío; o si no temía, incluso, morir en plena carrera debido al gran esfuerzo? En ese momento le respondí que yo sabía que nunca iba a ganar un maratón, tampoco lo pretendía, pero que no por eso iba dejar de correr; que mi victoria era más bien personal y privada y que precisamente me entrenaba para no morir corriendo, sino para vivir mejor.

Ahora, hace unos días, mi hija Camila me preguntaba también cómo es que le hago para levantarme alrededor de las 5 de la mañana para prepararme para salir a correr,  “si no es por obligación, dinero, por obtener un primer lugar o sólo por estar en forma, ¿entonces por qué?”, me dijo. Le respondí que no es nada fácil, que todos los días es una lucha, pero que el entrenamiento y la disciplina no comienzan en una pista, inicia desde el momento en que sales de la cama.

Lo bueno de este deporte, a diferencia de otros, es que la carrera puede ser competitiva o no, se puede correr para subir a un podium y vivir de ello, o solo por puro placer de practicarlo. Si tienes el talento, entrenas bajo los estándares obligados para ganar competencias, pero si no, podemos permitirnos el lujo de escoger un sendero propio en donde los tiempos y las velocidades obedecerán a preceptos basados solo en el esfuerzo personal.

Sin embargo, no significa que para un amateur todo sea miel sobre hojuelas. La fatiga y el sufrimiento que se experimentan al correr no son resultado de un solo factor. La alimentación, la hidratación, el descanso, la eficiencia en el metabolismo de glucógeno y aspectos psicológicos y fisiológicos como la concentración y el funcionamiento de órganos como el riñón y el estómago, son algunas variables que influyen en la presencia de dolor cuando corremos y que tenemos que cuidar y monitorear con responsabilidad, de preferencia bajo la supervisión de los expertos.

Así que si no corres, pero tu pareja, un amigo o un familiar, lo hace desde siempre, no le digas que su loca pasión por correr es pasajera o que lo hace porque “el running está de moda”. No le digas que está demente por parase antes del amanecer y entrenar bajo la lluvia o con cuarenta grados a la sombra. No le hables de un amor pasajero por este deporte o que sus rodillas no lo dejarán llegar a viejo. Tal vez no te escuche, y en el peor de los casos jamás te lo perdone.

POR ROSSANA AYALA
AYALA.ROSS@GMAIL.COM

@AYALAROSS1

PAL