IMPULSA TU VIDA

El fracaso sí existe

Son los comentarios que me dicen cuando les platico que mi ida a Miami fue un fracaso. Suena fuerte, pero es cierto

OPINIÓN

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Rorro Echávez / Impulsa tu vida / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Foto: Especial

Hace unas semanas compré un vuelo redondo para irme a Miami. Hice lo que nunca; un amigo me convenció en plena llamada de pagar el avión. ¿La misión? Ver cómo podía hacer contenido, alianzas y alguna experiencia para mi gente bonita de Miami. Conseguimos dar una conferencia a beneficio en la semana que yo iba a estar allá y mientras se acercaba la fecha se nos ocurrió hacer la primera Experiencia Impulso que consistía de ejercicio, brunch y mentoría. También logramos conseguir tres entrevistas para Impulso y Cómo le hice, nuestros programas, y, aparte, me la viví diseñando la estrategia de mi proyecto para los siguientes 10 años.

Platicándote todo esto, ¿no parece que fue un fracaso verdad? Ahí te va: en cuestión al contenido, sólo grabamos entrevistas y poquito allá, nos faltó explotar más la ciudad. Calificación: 5/10. Ahora, de alianzas, hicimos una muy buena con un súper contacto de allá, pero solo fue una de las muchas que pudimos hacer. Calificación: 5/10.  Los eventos; la conferencia tuvo un 30 por ciento de asistencia y la experiencia tuvo un 40 por ciento. Si basamos la calificación en la asistencia, digamos que sacamos un promedio de 3.5/10. Y por último, de lo que diseñamos allá, ahí si Miami superó mis expectativas. Estar tanto tiempo con mi amigo Frank platicando de negocios fue un antes y un después en mi carrera. Calificación: 10/10.

En promedio nos sacamos un 5.8 de 10. En palabras, reprobamos. Fracasamos.

Ahora, ¿cuál es la definición de fracaso? Según la Real Academia Española, un fracaso es: Malogro, resultado adverso de una empresa o negocio. Suceso lastimoso, inopinado y funesto. Caída o ruina de algo con estrépito y rompimiento. ¡Y con más razón! Sí fue un fracaso; obtuvimos resultados adversos y fue una caída en nuestra carrera como conferencista.

“¿Desde cuándo eres tan negativo Rorro? No seas tan duro contigo mismo”, podrás estar pensando en este momento. Ahí te va el porqué estoy siendo tan realista conmigo. Me imagino que soy como un boxeador que desafió al campeón mundial, a Miami. La verdad llegué confiado, no me preparé tan bien como pude, comí mal, aterricé desenfocado, y a la mera hora, ¿qué creen que pasó? Miami me metió una madriza. No llegué al décimo round y perdí la pelea. Para muchos, perder es sinónimo de deprimirse y de estar tristes, pero para un boxeador que quiere ser profesional, es todo lo contrario. Un boxeador que quiere ser el mejor del mundo se emociona cuando pierde. Su relación con el fracaso no es de negación, si no todo lo contrario, es de aceptación extrema. Se adueña del fracaso porque sabe que es la manera más efectiva de aprender.

Muchos allá afuera niegan el fracaso, dicen que no existe. Tratan el fracaso como cuando reciben retroalimentación en su trabajo: buscan dar los pretextos y las excusas, cuándo sabemos que lo más efectivo, es aceptar tus errores y adueñarte de ellos. Pero al menos a mí, está experiencia de fracasar me hizo pensar de una manera distinta: fracasar es no cumplir las expectativas que tenías y no lograr los objetivos que pensabas. Pero no lograrlos no necesariamente es malo. Sólo fue un fracaso. A la próxima quizá no será.

POR RORRO ECHÁVEZ

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