COLUMNA INVITADA

Ku Sierra: el fracaso de la apuesta estatista

El Golfo de México es una de las zonas con más hidrocarburos del mundo

OPINIÓN

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Fausto Barajas/ Colaborador/ Opinión El Heraldo de México

El Golfo de México es una de las zonas con más hidrocarburos del mundo. Estos recursos se encuentran distribuidos casi de forma homogénea entre Estados Unidos y México, pero cada país los usa bajo modelos muy distintos.

El modelo estadounidense se basa en un esquema de propiedad privada con la presencia de muchas empresas a lo largo de toda la cadena de valor del petróleo y gas; desde la exploración y producción hasta la refinación y petroquímica. Por su parte, el modelo mexicano se basa en un esquema de propiedad de la Nación de los recursos, con una sola empresa estatal a lo largo de toda la cadena de valor.

En el modelo mexicano, el rumbo de la empresa estatal y por lo tanto de la industria está determinado desde el gobierno, a través del nombramiento presidencial de un director de la empresa –no necesariamente calificado para el puesto– que queda supeditado a las políticas de las secretarías de Energía y de Hacienda. Del otro lado de la frontera, las empresas buscan a sus mejores perfiles para obtener los mejores resultados. El gobierno simplemente es un regulador de la industria.

En México se ha intentado modernizar el modelo bajo el que se rige la industria. En 2003- 2004 se logró por primera vez modificar el régimen fiscal de Pemex para permitirle ser más rentable. En 2008 se reformaron un conjunto de leyes para darle un gobierno corporativo más moderno y nuevos modelos de contratación vinculados a resultados. En 2013 se abrió la industria a la inversión privada nacional, dando pie a las primeras rondas petroleras en las que se comprometieron alrededor de 200 mil millones de dólares de inversiones.

Sin embargo, para diciembre de 2018, apenas un años después de terminar de contratar la primera ronda petrolera, el programa fue cancelado por el entonces nuevo presidente de México con el argumento de que no había dado buenos resultados, haciendo un lado el hecho de que el petrolero es un sector orientado a las inversiones de largo plazo.

Con ese freno y la incapacidad de los funcionarios en turno, se volvió al modelo del siglo pasado. Con ello, se dejó ir la oportunidad de explotar los recursos para la última etapa de los combustibles fósiles y brindar condiciones para financiar la transición hacia energías menos contaminantes.

Elegir el modelo erróneo condenó a México a no aprovechar los recursos con los que cuenta. México está dentro de los seis países con más recursos prospectivos de gas de lutitas en el mundo con 545 billones de pies cúbicos, muy cercano a Estados Unidos con 623 billones.

Para dimensionar el error en la apuesta mexicana vale la pena comparar la evolución de las últimas dos décadas en la producción de gas natural en Estados Unidos y México. En el año 2000, México producía 4.7 mil millones de pies cúbicos diarios (mMpcd); para 2020 alcanzó 4.9 mMpcd, un crecimiento de 3.7 por ciento. Estados Unidos en el mismo periodo pasó de 66.3 a 111.5 mMpcd, un crecimiento de 68.3 por ciento o 45.3 mMpcd.

Para que México, con su modelo actual estatista, lograra solo el incremento de 45.3 de Estados Unidos, tendrían que pasar 262 años.

Es un error apostar por un monopolio para explotar los hidrocarburos mexicanos, sobre todo si la única empresa es dirigida por funcionarios poco preparados que la han llevado a incrementar las pérdidas y los accidentes. Ya se ha vuelto común ver las instalaciones petroleras en llamas. La más reciente fue la del ducto marino de la plataforma Ku-Sierra en el complejo Ku-Maloob-Zap, pero no será la última, si la fallida política petrolera de nuestro país sigue como va.

POR FAUSTO BARAJAS CUMMINGS 
ESPECIALISTA EN INFRAESTRUCTURA 
@FAUSTOBARAJAS

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