ARTE Y CONTEXTO

La mutilación de Teotihuacán, es la de nuestro propio corazón

A los lado del camino, los artesanos ofrecen sus piezas de jade, obsidiana, ojo de tigre y demás bellezas que en su mayoría son ignoradas y vistas como baratijas, sin embargo son mucho mejores de lo que uno puede ver superficialmente

OPINIÓN

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Julén Ladrón de Guevara/ Arte y contexto / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Tampoco le ha importado al INAH, a SECTUR o al gobierno, que tanto ama el pasado remoto, y si no es por la amenaza de quitarle el nombramiento de Patrimonio de la UNESCO, ni un comunicado hubieran sacado. 

Teotihuacán me fascina desde siempre, tanto como el mar o Coyoacán, que siento como parte de mi hogar. Cada vez que puedo me voy a caminar toda la Calzada de los muertos con o sin gringo visitante o familiar chihuahuense. Aunque es enorme, para ser una gran ciudad me parece pequeña, por eso me gusta imaginarla contenida en una burbuja de nieve. Cuando estoy ahí me siento genial, me gusta todo lo que veo y lo que oigo, porque al interior de todo el sitio hay vendedores de flautas de barro con formas de animales; unas suenan como caracoles ceremoniales y otras como jaguares o pumas. Alguna vez compré una que parecía tortuga bebé porque me impactó el alcance del falso y sonoro rugido que emanaba de su colita, pero obviamente jamás pude sacarle ni un débil maullido. Lo único que logré fue un par de dolorosas bolas de aire debajo de cada oreja, que se quitaron después de una semana eterna. A los lado del camino, los artesanos ofrecen sus piezas de jade, obsidiana, ojo de tigre y demás bellezas que en su mayoría son ignoradas y vistas como baratijas, sin embargo son mucho mejores de lo que uno puede ver superficialmente. En los talleres de estos artistas teotihuacanos, se realiza la talla de piedra con punta de diamante, esmeril o cincel, de manera magistral. Algunos de los cráneos que tienen sobre la tabla donde los exponen, son de una sola pieza, sin enmendaduras ni añadidos. Tampoco están astilladas y se ven pulidas hasta lo más profundo que puede llegar el ojo, es decir, son casi perfectas y no es para menos; su oficio lo llevan en la sangre desde hace 300 años al menos, literal. Los mismo sucede con los cocineros de los alrededores porque son expertos en la preparación de mixiotes, tortillas de maíz y xoconostle en dulce de piloncillo, que es un postre delicioso. Como buena fan, tengo mi rutina. Primero llego al estacionamiento del Templo del Quetzalcóatl y lo visito, de ahí a la Pirámide del sol y luego de subir y bajar por la Calzada de los muertos, llego al conjunto de edificios donde está la Pirámide de la luna, que es la que más amo. El espacio arquitectónico donde se encuentra es acogedor, lleno de cosas bonitas, y esta pirámide es del tamaño perfecta para sentir que podrías incluso, vivir en ella. A un lado está el templo de Quetzalpapalotl, ‘El palacio de los jaguares’, donde se puede ver un mural con gente hablando, que tiene una especie de burbuja de diálogo arriba de ellos, como si fuera una coma regordeta. Al pasearse por ahí, uno puede imaginar algunos instantes de la vida cotidiana de entonces. Al parecer los últimos habitantes no fueron los edificadores originales de Teotihuacán, que ni siquiera se llamaba así. El pueblo que llegó a habitarlo ya encontró todo como estaba, listo para remodelarlo y habitarlo. Nadie sabe quiénes o cómo se construyó, ni qué clase de cosmogonía profesaban, así que todavía queda mucho por descubrir. Lo bueno es que lo que podemos ver, es sólo un pequeño porcentaje de lo que es posible desenterrar. A lo mejor encontramos los eslabones del ADN perdido de alguna enfermedad o la cura del cáncer, entre otras pistas del pasado, para mejorar nuestro presente y heredarlo a la humanidad del futuro. Lo malo, es que desde hace meses, de manera negligente y torpe se está construyendo algo grande en los alrededores, que también forman parte del conjunto por todo lo que contienen. Es seguro que la maquinaria ya se cargó por delante varias piezas importantes, tepalcates con información valiosa o tal vez algunos papeles con inscripciones, y que les da igual. Tampoco le ha importado al INAH, a SECTUR o al gobierno, que tanto ama el pasado remoto, y si no es por la amenaza de quitarle a este bellísimo sitio el nombramiento de Patrimonio de la UNESCO, ni un comunicado hubieran sacado. Me queda claro que si pudieron parar la construcción de un aeropuerto, pueden detener esta destrucción, por eso supongo que les da igual. Y es que el poder de la información y el de dar lectura a los mensajes encapsulados en los objetos ancestrales, está menospreciado en este país. Por eso necesitamos políticos profesionales, funcionarios responsables con el país que les han encargado y sobre todo, muchos, pero muchos huevos para hacerse escuchar sobre las voces necias de los jefes crueles, que los contratan por el nombre que han logrado y los emplean como floreros invidentes, silentes y acéfalos por definición. 

POR JULÉN LADRÓN DE GUEVARA
CICLORAMA @HERALDODEMEXICO.COM.MX
@JULENLDG

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