TRES EN RAYA

La despedida es en el 24

Dice él que cumple sus compromisos, al igual que su palabra empeñada. Mas no hay que irse muy lejos para comprobar que no es así: ha roto el Acuerdo por la democracia que acababa de suscribir y sobre el que forzó la mano de los ejecutivos locales

OPINIÓN

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Verónica Malo Guzmán / Tres en Raya / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

La tiranía es como una moneda: tiene dos caras. Una de esas caras la analicé ayer en mi columna de ‘SDP Noticias’: la de gobernar en la superficialidad. La otra es la de ejercer el control absoluto, y qué mejor cuando éste es de corte institucional. 

Hace unos días, AMLO anunció que aún le faltan seis años de gobierno; “formalmente me quedan tres, pero como trabajo el doble, son seis”, dijo. Entre broma y broma, la verdad se asoma, dice el refrán. Los comentarios, pero sobre todo las acciones del mandatario al respecto, dan cabida a la sospecha y a la desazón para no pocos mexicanos. 

Dice él que cumple sus compromisos, al igual que su palabra empeñada. Mas no hay que irse muy lejos para comprobar que no es así: ha roto el Acuerdo por la democracia que acababa de suscribir y sobre el que forzó la mano de los ejecutivos locales. 

No queda rastro de sus convicciones democráticas más profundas. Su intervención en esta campaña evoca más al Vicente Fox entrometido en el 2006, que al líder opositor que fungió como tal por 18 años. Ha desenterrado, además, al priismo más rancio que no soltó el poder durante 70 años. Y las chanzas dejan de serlo cuando la ley para que el ministro presidente de la SCJN prolongue su mandato es tan fehacientemente respaldada por López Obrador.

El presidente juega y deja entrever que aun sin reelección podría prolongar su mandato. Y si lo dice para enfadar a sus opositores, mal resulta, pero si lo piensa en serio, el peligro es fundamental.

La semana pasada, ante la pregunta de un periodista: ¿usted está metiendo la mano en las elecciones?, Andrés Manuel contestó enfáticamente: “Claro que sí, claro que sí, sí aquí lo di a conocer, si es de dominio público, lo estoy diciendo, no podemos ser cómplices del fraude”. La denuncia de fraude electoral debe hacerse mediante las instancias legales, sustentado en evidencias irrefutables, y jamás de los jamases desde la palestra de la mañanera.

Probablemente el INE, en próximos días, le hará un nuevo llamado de atención al jefe del ejecutivo federal. Y después tendremos otra retahíla por parte de Andrés Manuel, diciendo que él no está de acuerdo con el INE y que lo atacan en su calidad de ciudadano...

El punto es que, de tanto escucharse todos los días en la mañanera, el señor —como cualquier ser humano— ha perdido el rumbo y se ha perdido a sí mismo. La persona que más criticó a quienes, producto del poder, habían perdido el piso, se convirtió en uno de ellos. Incita el ataque a las instituciones que velan por la democracia y se dedica a forzar su voluntad en la ley o en hacer bromas que cimbran los cimientos de quienes creemos en la democracia.

Tan lejos quedaron sus convicciones, que una parte importante de quienes lo apoyan dentro de la Cuarta Transformación no entienden el porqué se ha perdido en la reverberación de su propia voz. ¿AMLO reconocerá los resultados electorales este 7 de junio? Quizá no. Y que a estas alturas de nuestra vida democrática exista dicha posibilidad es escandaloso.

Ha llegado el momento de que el ejecutivo federal busque entre sus empolvados principios para retomar la democracia y saber, convencido, que “Las golondrinas” llegarán y serán entonadas en el 24. Le guste o no.

POR VERÓNICA MALOVERONICAMALOGUZMAN@GMAIL.COMPAL

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