DESDE AFUERA

México y EEUU: Irritación permanente

Son naciones vecinas que están condenadas a la convivencia y que por consecuencia tienen, cada una de ellas, una larga lista de quejas

OPINIÓN

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José Carreño Figueras / Desde Afuera / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Un literal intercambio de quejas sobre temas laborales en el marco del Tratado México-Estados Unidos-Canadá (T-MEC) acentuó esta semana las características de las relaciones bilaterales.

 Después de todo, Estados Unidos y México son dos países con la capacidad de irritarse infinitamente, como dijo alguna vez Elliott Abrams, que fuera subsecretario de Estado para Asuntos Interamericanos, durante la administración de Ronald Reagan (1980-88).

Son naciones vecinas que están condenadas a la convivencia y que por consecuencia tienen, cada una de ellas, una larga lista de quejas contra la otra. Pero más frecuentemente que no, las quejas parecen más encaminadas a marcar posiciones ante sus audiencias locales y con motivaciones políticas domésticas que a buscar realmente soluciones a problemas.

Entra esto a reflexión por el intercambio de señalamientos sobre problemas laborales. El lunes, la influyente coalición sindical estadounidense AFL-CIO presentó una queja sobre la situación laboral en una empresa de autopartes en Matamoros; el miércoles, la Representante Comercial estadounidense para Comercio Internacional (USTR)  Katherine Tai, afirmó que hará cumplir normas y compromisos incluidos en el T-MEC y anunció el "uso inaugural" de un mecanismo de respuesta rápida en el acuerdo para abordar quejas sobre problemas para la sindicalización de trabajadores en una empresa de la General Motors en Guanajuato.

Tai afirmó que el mecanismo "nos permitirá abordar problemas laborales de larga data en México".

El miércoles, la cancillería mexicana reportó haber manifestado sus preocupaciones por la aplicación de leyes laborales en EU, especialmente en las áreas de agricultura  e industrias de empacado de carnes. 

Si no otra cosa, los problemas laborales en México y la situación en la agricultura y las empacadoras estadounidenses, donde trabajan  numerosos migrantes mexicanos legales e indocumentados, son preocupaciones que tienen décadas.

Y tienen razón en ambas direcciones. Lo que no quita la sospecha de que sea una forma política de expresar divergencias mayores.

Porque la realidad es que los gobiernos de México y Estados Unidos se hallan en un momento de irritarse el uno al otro, sobre un fondo de problemas internos en los que inciden las posiciones del otro. En Estados Unidos es el tema de migración y la situación fronteriza, convertido en una crisis política creciente que ensombrece la agenda del presidente Joe Biden.

En México, el país está a menos de un mes de unas polarizadas elecciones legislativas que pueden ser determinantes para el futuro del gobierno mientras enfrenta una problemática situación que combina problemas económicos, sanitarios y de seguridad, con el agregado de un accidente en el Metro de la capital mexicana.

El hecho es que la creciente integración social y económica entre ambos califica, incluso desafía, nociones de soberanía tradicionales. 

Por JOSÉ CARREÑO FIGUERAS.
JOSE.CARRENO@ELHERALDODEMEXICO.COM 
@CARRENOJOSE1

dza