LA ENCERRONA

Símbolos, pragmatismos y abandono

López Obrador conoce muy bien los simbolismos del país, por eso aquello de la Cuarta Transformación, comparándose con próceres

OPINIÓN

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Adriana Sarur / La Encerrona / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

“La comunidad política más perfecta es una, en la que la clase media está en control y supera en número a las otras clases” Aristóteles

 

Es bien conocido entre la teoría política o, como también lo menciona recientemente el filósofo surcoreano Byung-Chul Han, en su obra Psicopolítica, los símbolos importan en el quehacer político y, como sabemos, López Obrador conoce muy bien los simbolismos del país, por eso aquello de la Cuarta Transformación, comparándose con próceres del pasado. Asimismo, otro símbolo por antonomasia es el lenguaje, mismo que ha recabado del auditorio cautivo que tiene en la población mexicana, fruto de sus múltiples recorridos por el territorio nacional. Aquellos dichos como “frijol con gorgojo”, “abrazos, no balazos” o el muy famoso “detente”, en el marco de la emergencia sanitaria, no son más que frases recogidas del interior de un sector de la sociedad y repetidas como -tiros de precisión- para sus oyentes.

De igual manera, AMLO es un político pragmático que no se tienta el corazón para hacer alianzas con aquellas fracciones que “prometió destruir”. Entre ellas contamos con algunos partidos políticos, con personajes que anteriormente tachó como impresentables o con empresas que en el pasado denostó. La muestra contundente de esta premisa es la gran “arca de Noé” que consolidó para las elecciones de 2018 y hacerse de la presidencia del país. Ya como inquilino de Palacio Nacional, hemos podido observar sus rasgos más férreos como animal político increpando a sus enemigos (inventados o reales), como la prensa crítica a su gestión, las organizaciones de la sociedad civil y los movimientos sociales, jueces, organismos públicos autónomos, etc.

También sabemos la obstinación que tiene por sus proyectos y acciones. Transferencias directas a los beneficiarios, dígase adultos mayores, estudiantes o los siervos de la Nación, utilización de combustibles fósiles, trenes con alto impacto ambiental o el militarismo, pero emanado de su formación política en el desarrollismo y nacionalismo, lo que realmente quiere el presidente es la ostentación de poder y el anhelo de entrar a los libros de historia del país como el gran transformador de la época moderna.

Ahora bien, lo anterior salta a la vista, pero ¿y los olvidados? Todas esas agendas, personajes, políticas públicas y sectores que el presidente y la llamada cuarta transformación han decidido invisibilizar más temprano que tarde le pasarán factura a este gobierno y, lastimosamente, al país. Veamos. Las muertes a periodistas que tanto mencionó cuando era oposición, hoy han quedado en el olvido y además se han sido minimizado por los comentócratas de la 4T; el movimiento feminista sigue siendo desdeñado desde el atril de las mañaneras; el medio ambiente en la actualidad se encuentra a su suerte; la administración pública (como concepto) hoy se encuentra más débil que nunca y las políticas públicas, simplemente no existen.

En este sentido, también se puede sentir la ausencia del gobierno en sectores que son el motor económico de México, el turismo y las micro, pequeñas y medianas empresas, a quienes en esta pandemia no se les volteó a ver en ningún momento. Para estas colectividades no existieron apoyos ni transferencias y se optó por una dinámica de mercado que regule y expulsara a los más débiles. Miles de empleos se han perdido, cientos de pymes han -bajado la cortina-, la industria turística se encuentra completamente deprimida (así como las y los trabajadores informales que subsisten indirectamente). En concreto, este gobierno abandonó a las clases medias del país en su afán de lograr fines electorales.

POR ADRIANA SARUR
ADRIANASARUR@HOTMAIL.COM
@ASARUR

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