COLUMNA INVITADA

No es lo mismo ser vocero que estratega

Con el paso del tiempo y el surgimiento de pueblos y ciudades el arte de la guerra fue retomado por los responsables de mantener el orden y garantizar que las primeras reglas de convivencia social fueran cumplidas

OPINIÓN

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Facundo Rosas/ Colaborador/ Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Foto: Especial

Desde los remotos tiempos del Sun Tzu, la estrategia de la guerra está asociada a la planeación y ejecución de acciones tendientes a contrarrestar el avance del enemigo y en la primera oportunidad derrotarlo. Hasta donde se sabe, en ese entonces no había voceros como tales, pero los mensajes de las partes en conflicto debían llegar a sus destinatarios, incluidos sus enemigos para infundir miedo.

Con el paso del tiempo y el surgimiento de pueblos y ciudades el arte de la guerra fue retomado por los responsables de mantener el orden y garantizar que las primeras reglas de convivencia social fueran cumplidas, siempre con el aval de los políticos que gobernaban y que eran los verdaderos estrategas. Es así como nacen los primeros esfuerzos de lo que hoy conocemos como seguridad pública, ciudadana o humana.

De ese tiempo a la fecha nunca las decisiones políticas han estado subordinadas a las de tipo técnico, ni tampoco los estrategas a los voceros. Asimismo el concepto de estrategia no está asociada exclusivamente a cuestiones militares o de seguridad, sino que se ha sido extendido a diversas áreas del quehacer humano, siempre a favor de la colectividad, incluido el tema de la salud. Aunque muchos de sus enemigos sean invisibles. 

Lo anterior viene a colación por la discusión en torno al papel del subsecretario de salud en funciones de vocero en materia de Covid-19, que con todo y su formación neoliberal ha querido pasar como estratega y hasta responsable de las decisiones de carácter político sin serlo.

Destaca también el hecho de haberse ido de vacaciones a Zipolite, Oaxaca justo cuando el número de contagios acumulados se ubicaba en la quinta peor cifra histórica (31 de diciembre del 2020 con 12,159 casos) y cuando las camas generales y con ventilador ocupadas alcanzaron su mayor nivel en la Ciudad de México. Si bien no violó ley alguna, sí afectó su imagen y la del gobierno de la 4T que presume de autoridad moral y congruencia a prueba de todo. 

Trasladar la responsabilidad de conducir la estrategia de atención al Covid-19 al subsecretario de salud ha sido un recurso del titular del ejecutivo para eludir la responsabilidad que le corresponde como jefe de Estado y de gobierno, es decir, puede delegar autoridad pero no responsabilidad, porque de cualquier decisión que tome el vocero, el responsable será el presidente de la República, así haya sido equivocada.

Suponiendo que el vocero sea el responsable de la estrategia, habrá que recordar que la historia cuenta que justo cuando los responsables de bases militares importantes se encontraban fuera de las mismas sucedieron los hechos más violentos; así le pasó al mariscal Rommel, encargado de la región de Normandía, aquel 6 de junio de 1944 durante el desembarco de los soldados aliados, justo ese día había viajado a Alemania para festejar el cumpleaños de su esposa.

Algo similar sucedió el domingo 7 de diciembre de 1941 en Pearl Harbor (Hawai) cuando el ejército imperial japonés atacó la Flota Naval del Pacífico de los Estados, el jefe de dicha base se encontraba jugando golf y su respuesta fue tan tardía que el enemigo cumplió su misión sin mayor dificultad, causando daños a buques, aeronaves y personal militar.

Con todas las proporciones guardadas y sin ánimo de mezclar cuestiones bélicas con asuntos de salud, el hecho de abandonar la misión encomendada para irse de vacaciones sin que haya consecuencia alguna, confirma que el subsecretario de salud más que estratega es solo un vocero y que sus decisiones son de carácter técnico; las de tipo político y sus consecuencias siguen siendo del presidente de la República.

 

POR FACUNDO ROSAS
EXCOMISIONADO DE LA POLICÍA FEDERAL