HIDALGO

Hidalgo: Consumen manantial contaminado

Habitantes de Chapantongo se ven obligados a beber agua impura, la cual ya ha causado enfermedades

NACIONAL

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En el lugar hay lavaderos comunitarios, de donde igual beben animales del lugar. Foto: Álex ChávezCréditos: Foto: Álex Chávez

El diagnóstico médico del hijo de Martín fue revelador: era como si hubiese bebido agua de excremento. La bacteria que se había desarrollado en su cuerpo, y le provocaba diarreas, dolor abdominal y fiebres, asegura su padre, salió del manantial La Pila, en Chapantongo, Hidalgo, del que aún beben cientos de familias de este municipio ubicado en la región árida del Valle del Mezquital, ante la escasez, falta de infraestructura hidráulica y saneamiento.

Incluso con el tratamiento, tardaron dos años para eliminar lo más complejo del problema, pues los dolores de cabeza y de estómago, más la fiebre –cuando la situación se agravaba–, persistían. Sin embargo, Martín Martínez menciona que los médicos le advirtieron que no es una bacteria que se elimine al ciento por ciento, aunque sí se logra neutralizar para impedir que afecte más el organismo de la persona.

“Ese problema no es el único. Sé, de hecho, que ha habido más casos, que se mantuvieron así, en tratamiento. Salubridad debió de haberse hecho cargo en su momento, pero no sucedió nada de eso. Lo que me dijo el médico, más o menos, fue que era como si estuviera tomando agua de excremento, directamente.

“No recuerdo el nombre, pero sí era una bacteria muy agresiva que más personas la desarrollaron”, dijo Martín, aunque no consigue especificar cuántos pobladores han sido afectados por ello.

No obstante, remarca: “De mi parte, sí puedo asegurar que el agua que nosotros consumíamos, para beber, para la comida, sí nos afectó y sigue afectando, porque muchas personas tienen la necesidad (de ingerirla)”.

El manantial La Pila abastece a los barrios de Pueblo Nuevo, Centro, La Pila, Lucerna y Xithi. Del momento en que se presentó ese caso, hasta la fecha, no ha habido ningún saneamiento de las aguas.

“Puro clorar; es lo que se hace nada más ahorita, porque no se puede hacer otra cosa”, dice Daniel López Olvera, habitante del municipio. “Se clora en los cárcamos, y en los mantos acuíferos se hace limpieza cada año: se vacía el agua y se lavan todas las paredes”, complementa Angélica Martínez, también vecina de Chapantongo.

Ambos, al igual que Martín, integran un comité ciudadano a cargo de la operación del pozo la Monera, que durante 23 años estuvo inactivo, tiempo en que se agravó la sequía que provocó tanto el desabasto en los domicilios como la muerte de animales silvestres: aves, ardillas y conejos.

Todo ese tiempo el único consumo fue de los manantiales que, reconocen también, se han contaminado por las aguas de lluvia y por el confinamiento de residuos sólidos urbanos, debido a que hubo a unos kilómetros un tiradero de desechos que estuvo activo 15 años, hasta hace año y medio, que usaban también dos municipios aledaños, Tepetitlán y Nopala, y uno del Estado de México, Jilotepec, principalmente de la localidad de San Juanito, cuyos pobladores también bajaban a tirar sus residuos.

“Ahorita ya lo quitaron porque precisamente la gente estaba molesta porque ya era una contaminación exagerada que dañaba el agua. Desafortunadamente todavía hay quienes utilizan el agua de los manantiales para tomar, porque no a todos nos alcanza para comprar un botellón de agua, y todavía hay quien consume esa agua, aunque sí se supo exactamente del problema del hijo del señor Martín, pero no tenemos otra opción y la gente tiene necesidad”, dice Virginia Olvera. 

“Ya está hecho el daño porque ahí se quedó todo: abajo (del basurero) había perros muertos, había de todo, por lo mismo de la basura. Y nuestros pozos van por encima”, agrega Daniel López Olvera. 

Aunque recién lograron reactivar el pozo, carecen de tubería para que el agua llegue a toda la población; por lo tanto, mientras esperan el apoyo de alguna autoridad, bombean y la gente la traslada en autos, carretas y, la población más vulnerable, en burros, ya que en Chapantongo 68.7 por ciento de los habitantes viven en condición de pobreza, según Consejo Nacional de Evaluación de la Política Social (Coneval). El panorama de la precariedad social es mayor: sólo 1.1 por ciento no es pobre y no es vulnerable.

“A la mayor parte de la comunidad le hace falta la tubería para que todos tengamos agua. Muchos son de escasos recursos, entonces hasta en burro han venido a cargar aquí, al pozo de la Monera”, comentó don Antonio Martínez. 

Doña Virginia Olvera añade: “Sí, hay gente que su agüita la lleva en burro porque es la única forma en la que pueden aportar agua a su casa, viniendo con su burrito. Hay dos señores, ya son adultos mayores, que vienen a cargar agua en su burro, y son personas con falta de recursos, del barrio de La Lucerna”.

Ellos también coinciden en la posible contaminación del manantial La Pila; no obstante, exponen que la necesidad lleva a las personas a seguir consumiendo el líquido de ahí, donde también hay lavaderos comunitarios y de donde igual beben los animales, principalmente el ganado y los caballos, al ser un municipio con vocación ganadera.

Cuando los problemas del hijo de Martín se agravaron, el niño tenía seis años y el tratamiento se extendió hasta los ocho. Actualmente tiene 15, y aún le hacen observaciones periódicas, porque la bacteria, como refiere su padre, no desaparece en su totalidad.

De ese tiempo a la fecha la gente ha seguido consumiendo el líquido, al igual que sus animales. Los pobladores pidieron la intervención del sector salud para practicar un análisis al agua, y a los gobiernos contribuir con la red de tuberías que permita el abastecimiento a más de cinco mil pobladores mediante el pozo la Monera, una obra que, remarcan, se ha politizado siempre en elecciones –como las que actualmente están en curso–, mas, hasta que recién se reactivó, se ha mantenido paralizada.

POR ÁXEL CHÁVEZ

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