La mayoría de los incendios forestales ocurridos en el Estado de México no han tocado las zonas boscosas, sin embargo, estos generan partículas dañinas que promueven enfermedades bronco-respiratorias, lo que facilitan la propagación de la COVID-19, aseguró José Antonio Benjamín Ordoñez Díaz, catedrático del TEC de Monterrey, especialista en ciencias biológicas.
En lo que va del año se han registrado en el Edomex 679 incendios forestales, es decir, un incremento de 230 por ciento en comparación con el mismo periodo del año pasado, cuando sumaron 200, debido a la fuerte sequía con la que arrancó el año, informó el director general de la Protectora de Bosques (Probosque), Gabriel Mena Rojas.
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Precisó que de las seis mil 270 hectáreas afectadas por los incendios, 91.5 por ciento ha sido pastizal; 7.9 por ciento renuevo de pino; y 0.8 por ciento arbolado adulto.
“Ha sido un inicio de año muy complicado en comparación con los anteriores. La mayoría ha sido pastizal, no afecta nuestros
El especialista explicó que la calidad del aire se altera con los incendios forestales debido a la portación de contaminantes, y con ello afecta la salud de los ciudadanos.
“Un incendio forestal aporta orgánico-volátiles persistentes, que son partículas PM 2.5 o PM10 y black carbon; estas son muy dañinas porque promueven enfermedades respiratorias, esto facilita la propagación de la COVID-19 y genera que la gente sea vulnerable para tener una respuesta inmunológica favorable”.
Por Leticia Ríos
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