El paso del poder del Niño Fidencio por la población de Espinazo, Nuevo León, no fue fugaz. Hoy en día, a 83 años de su muerte, la propagación de sus poderes han originado la existencia de “cajitas” o “materias”, así se les llama a las personas que son recipientes de su la magia del Niño Fidencio, a quien incluso algunos han llamado santo, aunque no sea reconocido por la Iglesia Católica.
Estos seguidores fidencistas ofrecen sus servicios de curación durante las fiestas en honor al Niño Fidencio que se realizan en marzo y octubre. Cada año atienden a miles de enfermos desamparados que no tienen opciones médicas como el seguro social, incluso ahora en este sexenio, cuando el gobierno federal terminó con la iniciativa del seguro popular.
Sin embargo, estas prácticas también han sido consideradas como charlatanería desde que el propio Niño Fidencio curaba a las personas de sus malestares. Polémica aparte, el culto por el Niño Fidencio sí ha propiciado un milagro: la sobrevivencia de la población de Espinazo.
Pues también es un sitio turístico que atrae a curiosos de todo el país y extranjeros, donde los habitantes venden desde camisetas hasta botellas de plástico o vidrio para llevarse un poco del agua lodosa de El Charquito. Es un pozo lleno de lodo donde los visitantes se bañan con la creencia de sanar sus dolores físicos.
No por nada se han hecho numerosos documentales, videos, fotografías, libros, crónicas y noticias de este pequeño lugar. Es una zona semidesértica, donde se encuentra la antigua estación ferrocarrilera de Espinazo, ubicada en el municipio de Mina, Nuevo León, a 120 kilómetros de la ciudad de Monterrey, en la frontera de Nuevo León y Coahuila.
¿Quién fue el Niño Fidencio?
Primero habría que aclarar que no era un niño cuando llegó a Espinazo, Nuevo León. José Fidencio de Jesús Constantino Síntora, tenía alrededor de 23 años cuando emigró de Irámuco, Guanajuato, su lugar natal. Sin embargo, por su rostro juvenil, su baja estatura y su ropa infantil, se le conocía como Niño Fidencio.
Para el año 1927 su fama era tanta que gran cantidad de pacientes de Coahuila y Nuevo León llegaban con él en busca de ayuda. A algunos les recetaba tés y hierbas medicinales, los untaba con pomadas, y a los pacientes graves los tocaba y rezaba con ellos.
Se dice que también llegó a curar enfermos terminales que la medicina tradicional no pudo salvar. Además, hizo operaciones de tumores y toda clase de anomalías físicas, con un vidrio de botella quebrada. Nunca usó bisturí aunque varios de sus pacientes le regalaron unos.
El Niño Fidencio nunca cobró por su trabajo ya que se consideraba solo un intermediario entre Dios y las personas que trataba. Para muchos fue un santo, pero para otros no era más que charlatanería, una polémica que lo siguió incluso después de su muerte el 19 de octubre de 1938.
AV