La vitamina D es uno de los nutrientes más fundamentales para la salud de los individuos por sus grandes beneficios. Esta puede ser adquirida a través de fuentes externas o de la alimentación balanceada, consumiendo productos específicos tales como lácteos, huevos y pescados. Una de las funciones principales reside en la regulación de los niveles de calcio y fosfato porque promueve la absorción intestinal de estos a partir de la ingesta de comidas. A su vez, es importante saber que dependiendo de la edad de la persona, la cantidad necesaria de consumo variará considerablemente.
En este sentido, especialistas sugieren que consumir este nutriente incidirá en una mejor salud de la médula ósea, cerebro y ayudará en la lucha contra las células malignas. Además se ha descubierto que la vitamina D actúa sobre el sistema inmunológico y puede ser vital en su combate contra el coronavirus debido a que permite la modulación de la respuesta inmune. En consecuencia, su ingesta a través de la alimentación y los rayos del sol es esencial para la salud, especialmente en un contexto de pandemia. En este sentido, en lo que respecta a los adultos mayores de 30 años, el requerimiento es específico.
Otro de los beneficios que aporta la vitamina D reside en su aporte a la tonicidad de los músculos, importante para deportistas de alto rendimiento. Por lo tanto, lograr una alimentación incorporando este micronutriente es importante porque su ausencia puede incidir en las distintas condiciones de diabetes y patologías respiratorias. Por lo tanto se deberá hacer lo suficiente para que su déficit no sea pronunciado, especialmente en adultos.
En este contexto, la química farmacéutica Paula Molina destacó: “Con la edad, la piel disminuye la eficiencia para sintetizar la vitamina D, además que hoy es poca la población que se expone al sol, ya sea por miedo o las pocas posibilidades de estar al aire libre. No obstante, el sobrepeso también juega en contra ya que este nutriente podría ser ´secuestrado´ por el tejido graso, sin poder circular a través de nuestro organismo”.
Frente a esta situación, es aconsejable lograr una alimentación saludable con frutas, verduras y pescados, en donde se incorpore a la vitamina D. Además podemos sumar la leche, el yogurt, la yema de huevo y el aguacate. Desarrollar actividades físicas al aire libre también será vital esencial ya que el deportista se encontraría expuesto a los rayos de sol. En este contexto, siguiendo las recomendaciones del Instituto Nacional de Salud de Estados Unidos, una persona mayor de 30 años necesita 600 UI de la mencionada vitamina de forma diaria para contar con unos niveles óptimos y consolidar una mejor salud. Mientras que en el caso de las personas mayores de 70 años, estos requerimientos aumentan hasta los 800 UI.