En la década de los 50, recuerda el investigador Eduardo Espinosa Campos, el pintor y muralista Pablo O’Higgins (1904-1983) respondió en una entrevista que los artistas de los que formaba parte no solo eran maestros de la línea y el color, sino que, sobre todo, eran educadores políticos. "Y eso fue lo que prevaleció siempre en la obra de O’Higgins, su gran compromiso social", dice el especialista del Centro Nacional de Investigación, Documentación e Información de Artes Plásticas (Cenidiap).
A Espinosa Campos ha correspondido curar "Pablo O’Higgins. Estampas de vida y lucha", la exposición “más grande que se ha hecho en México hasta ahora sobre su obra gráfica” y que indaga en las razones sociales que prevalecieron siempre en la mente del artista, en el Museo Nacional de la Estampa (Munae).
“Su obra gráfica, que de ninguna manera significa que sea una exposición menor por ello, es un reflejo de su obra pictórica y mural, y entiéndase con esto, de lo que es en sí la ideología artística e intelectual de Pablo O’Higgins; en la exposición vemos reflejada la obra de un artista con un compromiso social total”, dice el curador.
Integrada por ocho núcleos, la muestra incluye alrededor de 150 piezas, de las cuales 112 corresponden a obra gráfica, pero también exhibe documentos, apuntes, dibujos, fotografías y videos. Los oficios populares, la lucha campesina y obrera, la defensa de la soberanía a través de acontecimientos como la expropiación petrolera o temas como la migración, están presentes.
Pablo O’Higgins había nacido en Salt Lake City, Estados Unidos; sus constantes visitas a San Diego le permitieron entrar en contacto con familias mexicanas y aprender español. Con 20 años entró en contacto con Diego Rivera y fue a través de los muralistas que decidió vivir en México. Aquí acabó por adquirir el sentido social que prevaleció en su obra y fue fundador y miembro de grupos como el Taller de Gráfica Popular (TGP) y la Liga de Escritores y Artistas Revolucionarios (LEAR).
La exposición, señala Espinosa, indaga en los intereses de O’Higgins y del uso que dio a la gráfica: “Hay varios subtemas donde vemos por ejemplo el tratamiento que da a diferentes oficios: de los trabajadores de la siderurgia, del mar, de la construcción; otro tema es la lucha contra los totalitarismos, dos de las instituciones de las que él fue fundador son el TGP y la LEAR y el momento en que fueron creados es previo a la Segunda Guerra Mundial, estaba la amenaza del franquismo y ellos se manifestaron en contra”.
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También hay obras en las que se habla de la defensa de la soberanía “se hace referencia a la expropiación del petróleo por parte de Lázaro Cárdenas, otro tema es la lucha sindical, la defensa de los trabajadores; luego está la vida campesina, donde vemos el campo, el entorno de las personas, el trabajo en casa, y hay una parte en el que hablamos del proceso de creación de O’Higgins”.
Espinosa tomó el título de la exposición del mural que Pablo O’Higgins pintó en el Mercado Abelardo Rodríguez entre 1934 y 1936. “Vida porque el gran tema de O’Higgins es el ser humano y cuando digo vida me refiero a diferentes ámbitos como el trabajo en el campo, pero también de la vida obrera, cuando viene a México y desarrolla su obra tiene que ver con toda esa efervescencia política de la segunda década del siglo pasado”.
“Y lucha porque él reflejó mucho la lucha misma por vivir, la sobrevivencia como un reto cotidiano, pero también tiene que ver con reflejar las luchas obreras. Ellos como artistas, grabadores, muralistas, se identificaron mucho con el pueblo y en su obra reflejaron los acontecimientos de su momento, la defensa de los derechos laborales, pero también la cuestión de la defensa de la soberanía de los pueblos, no solo de México, sino de otros países”, agrega.
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