COLUMNA INVITADA

A propósito del gabinete y sus miembros

El proceso de designación en curso de titulares de las dependencias y entidades del gobierno, por curiosidad es interesante conocer algunos de los criterios que postula

OPINIÓN

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Créditos: Foto: Especial

Fadrique Furió Ceriol (Valencia, 1527; Valladolid, 1592) fue preceptor de Felipe II y también su historiador y cronista. Cultérrimo y liberal hasta la médula fue un campeón del respeto a la diversidad, convencido de que el poder debe ejercerse por mérito y de conformidad con la razón, recomendando por ejemplo que las naciones integrantes del Imperio conservasen sus estatutos constitucionales, sus fueros y sus libertades religiosas. Principios y convicciones que son tratados en su obra, a mi parecer, más trascendente: “El Concejo, y consejeros del príncipe” (1559), publicada hasta 1779.  

Tan luminoso pensador, erasmista de hueso colorado y acucioso lector de su paisano y judío converso Luis Vives, fue protegido por Carlos V frente a las impugnaciones del Concilio de Trento a varios aspectos de sus obras, sobre todo por la traducción a lenguas vernáculas de las Escrituras y la aceptación del albedrío de la conciencia. La corona habsbúrgica de la era de Thomas Müntzer y las guerras campesinas (1524-1525) y del agustino renovador Martín Lutero y sus 95 tesis de Wittemberg (1517) contra la corrupción del papado, fue incapaz de mantenerse al margen de las disputas. 

Lo traigo a cuento porque en el proceso de designación en curso de titulares de las dependencias y entidades del gobierno, por curiosidad es interesante conocer algunos de los criterios que postula el valenciano como requisitos para ser un buen “consejero”. 

“Cualidades de la suficiencia del alma”: 1) “de alto y raro in genio”, virtuoso, experimentado y práctico; 2) “que sepa las artes del bien hablar”, expresión del claro entendimiento, la capacidad de diálogo y la eticidad de sus intenciones; 3) “que sepa muchas lenguas”, de los pueblos que gobierna, los aliados y los enemigos; 4) “que haya visto y leído con muy grande atención y examinado las historias antiguas y modernas”, para conocer gente, pueblos y sociedades, costumbres y modos de ser, de sus propios gobernados, amigos y adversarios; 5) “que sepa bien el fin, la materia, el cómo, cuándo, y hasta cuánto se extienda cada virtud”, para que por su experiencia no sea engañado, ni confunda la justicia o se equivoque en premiar los méritos; 6) “que sea político y práctico en el gobierno de paz y de guerra”, para mantener adquirir y mantener los dominios, prever las rebeliones y satisfacer las necesidades de los gobernados; y 7) “haber andado y visto muchas tierras, las del gobernante, las de sus contrarios, las de sus aliados, y las de sus vecinos”, para conocer sus hábitos y realidades, y no confundir al consejo (gabinete) con informaciones falsas.  

“Cualidades de la suficiencia del cuerpo: 1) de la edad, “que ni tenga menos de treinta años, ni pase de los sesenta”, para evitar las flaquezas de la juventud porque “el entendimiento no está reposado, la experiencia es poca, la presunción mucha”, entre otras; para soslayar las trabas de la vejez porque “la memoria se pierde, el entendimiento vacila, la experiencia se convierte en obstinación y así dejan perder las ocasiones los pensamientos cansados”; 2) de la naturaleza, “que sea sanguíneo y colérico, y no de otra complexión: porque los de este temperamento son ingeniosos, tienen razonable memoria, saben hacer discurso, poseen claro juicio, son justos, amorosos, afables, leales, benéficos, magnánimos y fuertes, sanos y de buen temple”; 3) del físico, que su tamaño sea de mediano talle en la altura y peso, favoreciéndose así la mesura en el pensar y el actuar, porque los extremos son mal vistos; 4) de la proporción, que no falte o sobre ningún miembro o sentido, para sortear malas señales del alma y sin ofender a quien los mira; 5) de la presencia, que tenga buena facha y gracia; porque con sola ella son respetados, amados y ganan autoridad.  

Esperemos que los ungidos tengan perfiles adecuados para servir a la sociedad mexicana

POR LUIS IGNACIO SÁINZ 

COLABORADOR 

SAINZCHAVEZL@GMAIL.COM