ROSA MEXICANO

El problema con el Temach

Así como se hicieron campañas, muchas veces desde las políticas públicas, para monitorear el uso de lenguaje sexista o discriminatorio en la música, creo se debe tener cuidado con el contenido que nuestra familia consume en redes

OPINIÓN

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Caty Monreal Pérez / Rosa mexicano / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: El Heraldo de México

Es un hecho que la forma en que aprendemos, nos enteramos de noticias, nos relacionamos, e incluso, hasta hacemos política ha cambiado gracias a las redes sociales. No es mi interés satanizarlas, pero como mamá de dos niños que están a punto de entrar a la adolescencia, también me queda claro que las redes sociales y su uso son un reto para todas las familias mexicanas.

Así como se hicieron campañas, muchas veces desde las políticas públicas, para monitorear el uso de lenguaje sexista o discriminatorio en la música, creo se debe tener cuidado con el contenido que nuestra familia consume en redes. Más alla de los bulos, también llamadas “fake news”, tenemos el tema de influencers que utilizan sus plataformas para difundir puntos de vista, que propician el clasismo y la misoginia. 

Si bien hay muchos ejemplos de gente que ha hecho esto, e incluso me ha tocado enfrentar la divulgación de bulos sobre mi persona, me gustaría enfocarme en un rincón del internet bastante rancio: el de la masculinidad tóxica. A nivel Global existen nombres como Jordan Peterson -filosofo conservador-, quien de hecho pronto visitará México, Andrew Tate -influencer de extrema derecha acusado de trata-, y nuestra versión tropical: Luis Castilleja, alias el Temach.

Y sí, las opiniones de estos señores, va más allá de “cada quien tiene derecho a decir lo que quiera”. Toda vez que el marco normativo mexicano regula el discurso misógino en la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia. El truco que utilizan es que aprovechan un vacío importante de comunicación: hablan de “cómo ser un hombre”.

El tema es que la masculinidad tiene pocos espacios para explorarse. Muchos estudios señalan que los hombres tienden a hablar poco de sus problemas o dudas existenciales. A la vez que enfrentan profundas presiones por lograr ser el macho alfa, lomo plateado, pelo en pecho que sale en las películas y corridos. Al mismo tiempo que México y su gente van derribando más techos de cristal, recordemos tendremos pronto a nuestra primera Presidenta, más hombres se sienten inseguros sobre el rol que les toca interpretar.

Porque ese es el tema: hablamos mucho con las mujeres de la libertad de romper los techos de cristal, pero poco con los hombres sobre la libertad de salirse de sus roles de género.

Así el Temach, con sus dichos, su “modo guerrero”, llena un nicho importante: habla de la autoestima de los hombres con un lenguaje que les alimenta el ego. Un lenguaje que además se reproduce en muchas películas, series, canciones y un largo etcétera. Esto claro, utilizando los estereotipos más anticuados sobre que es ser un hombre.  Al Temach más que censurarlo, hay que criticarlo. Usarlo como un espacio para discutir porque su punto de vista está fuera de lugar. Ya basta de masculinidades rancias.

POR CATY MONREAL PÉREZ
ACTIVISTA
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