CUERPO Y ALMA

El orgullo sigue y sigue

Discriminar crea un ambiente hostil. Afecta la productividad y aumenta la probabilidad de renuncia

OPINIÓN

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María Elena Esparza Guevara / Cuerpo y Alma / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: El Heraldo de México

Seis de cada diez personas LGBTIQ+ consideran su orientación sexual como impedimento impuesto por otros para acceder a un empleo, y el 70% de quienes sí tienen trabajo asegura no recibir siquiera el mismo trato concedido a sus compañeros heterosexuales. 

Son datos del Instituto Mexicano para la Competividad a tener en cuenta y, de hecho, deberían ser motivo de escándalo cotidiano si comprendemos que conmemorar el orgullo de la diversidad no es una causa limitada a salir en marcha como lo hicimos masivamente este sábado en la CDMX y cientos de capitales más en el mundo.

Discriminar crea un ambiente hostil. Afecta la productividad y aumenta la probabilidad de renuncia. Con ello, se desaprovecha el talento de las, los y les colaboradores, y se perjudica la competitividad de las empresas. Por ello, además de violar los derechos de las personas LGBTIQ+, la discriminación laboral da pie a la ineficiencia económica. 

El Informe Mensual sobre el Comportamiento de la Economía, publicado en junio 2023 por la Comisión Nacional de los Salarios Mínimos, reveló: las personas con identidad sexo-genérica diversa tienen de 5 a 19% más probabilidad de recibir negativa al empleo deseado, sobre todo si son mujeres trans. 

Ellas, además, tienen 18.7% de probabilidad más de ser violentadas en su entorno laboral, y eso es cuando consiguen romper los estereotipos que las limitan al trabajo sexual, en shows de variedad o en estéticas de ciertas ciudades.

En sus Objetivos de Desarrollo Sostenible, la ONU sitúa al centro el “no dejar a nadie atrás”. Y si bien es cierto que cada vez son más las empresas conscientes respecto a la inclusión respetuosa y libre de prejuicios, no podemos cerrar los ojos a que detrás del enorme esfuerzo en relaciones públicas de grandes firmas por aparecer en el Pride con carros espectaculares, influencers y enormes banderas, sigue existiendo un grado de discriminación que apaga los colores del arcoíris hasta confrontarnos con una realidad en grises o hasta blanco y negro.

No se trata sólo de dar cursos o talleres, salir un día a tomar las calles o mirar únicamente la parte festiva de esta lucha. Urge compromiso institucional, social y familiar con la diversidad hasta que todas, todes y todos vivan libres de violencia.

POR MARÍA ELENA ESPARZA GUEVARA
@MAELENAESPARZA

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