COLUMNA INVITADA

Darle su lugar al agua

No podemos seguir dejando nuestras aguas en manos de quienes sólo buscan justificar la próxima mega obra, con su moche correspondiente

OPINIÓN

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Elena Burns / Columna invitada / Opinión El Heraldo de México.Créditos: El Heraldo de México

Las inundaciones torrenciales que arrastran lodo y basura en medio de una sequía prolongada nos sorprenden y nos sacuden. Sobre todo, demuestran que no contamos con un marco legal ni instancias de gobierno capaces de dar lugar a estas aguas broncas que resultan de décadas de maltrato de las cuencas, aguas que, correctamente encauzadas, podrían ser aprovechadas para satisfacer nuestra sed durante el estiaje.

Las leyes agraria, forestal, minera y del agua promulgadas en 1992 establecieron un marco legal que convierte el patrimonio del país en una serie de “recursos naturales,” susceptibles al libre comercio. El Estado se convirtió en facilitador del mercado, y en consecuencia la planeación y gestión territorial fueron subordinadas a las demandas de los grandes intereses.

Para tomar perspectiva, un paseo a caballo por la cabeza del volcán Iztaccíhuatl en Ixtapaluca nos permite atestiguar los resultados de estas políticas. Ahí podríamos apreciar represas que datan de la preconquista, de la Colonia y hasta el periodo de Echeverría: todas azolvadas y abandonadas.

Justo abajo se extienden decenas de miles de viviendas que recubrieron las zonas de recarga en los 1990 y 2000, resultando en las inundaciones que cerraron el paso entre Puebla y CDMX en 2010 y 2011.

Luego, escondido debajo de la autopista, yace el Túnel Río La Compañía, emblemático de las grandes obras-negocios promovidos por la Comisión Nacional del Agua desde su creación: un túnel pandeado que no lleva a ningún lugar. Esta obra es una apuesta de $3 mil millones de que algún día se conectaría al Emisor Oriente, a 30 km de distancia. Mientras tanto, sus aguas son succionadas vía bombeo.

Arriba, cuatro nuevos carriles elevados de la autopista pretenden mantener CDMX y Puebla comunicadas cuando llegue la próxima mega-inundación, sin contar con ninguna medida de protección para las miles de familias que viven al lado en Valle de Chalco, quienes han sufrido repetidas invasiones de sus casas con aguas negras. Para colmo, ahí cerca pasa el Macrocircuito, plagado de fugas, que trae agua de Michoacán para Nezahualcoyotl e Iztapalapa.

La Naturaleza no solo nos regaña, sino que busca enseñarnos el camino a la sustentabilidad. A poca distancia de ahí ha reaparecido el antiguo lago Chalco, resultado de los hundimientos regionales provocados por la sobreexplotación de los acuíferos subyacentes. Con su habilitación se podrá almacenar, tratar y potabilizar las abundantes aguas pluviales que ahora amenazan. Cuenca arriba se podría recuperar y replicar las represas históricas.

No podemos seguir dejando nuestras aguas en manos de quienes sólo buscan justificar la próxima mega obra, con su moche correspondiente. Requerimos que se cumpla con el mandato Constitucional de reemplazar la Ley de Aguas Nacionales con una Ley General de Aguas centrada en la sustentabilidad, los derechos humanos y la participación. Una ley que exigirá consensar planes de cuenca que den lugar al agua, para así poder tomarla de los vasos que la propia naturaleza nos ofrece.

POR ELENA BURNS

PROMOTORA DE LA CONTRALORÍA NACIONAL AUTÓNOMA DEL AGUA

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