COLUMNA INVITADA

¿De dónde vendrá nuestra agua?

La naturaleza se impone. Si seguimos con la arrogancia del siglo XX

OPINIÓN

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Elena Burns / Columna invitada / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Foto: Especial

La naturaleza se impone. Si seguimos con la arrogancia del siglo XX, sufriremos sequías e inundaciones cada vez más feroces. Estamos a tiempo para cambiar el rumbo. 

La futura Presidenta, especialista en cambio climático, ha anunciado que iniciará una nueva etapa en la gestión del agua en el país. Detrás del escenario los “Ingenieros de Siempre” buscan convencerla de invertir  sin precedente en acueductos para “hacer llegar agua a las ciudades”. ¿Ésta será la alternativa más  sensata? 

Según el INEGI, sólo el 40% del agua que la Conagua entrega a los municipios y la CDMX es contabilizada, o sea de los 13.3 billones de litros entregados anualmente, 8 billones se van a fugas y a tomas ilícitas, un volumen suficiente para dotar 150 litros al día a todas las mexicanas y mexicanos, con un billón de litros de sobra. 

Como dice el Ing. Antonio Capella del Instituto de Ingeniería de la UNAM: “No falta agua, sino sobran fugas”. Señala que si se trajera más agua a las redes, debido a su mal estado, el porcentaje perdido en fugas sólo aumentaría. 

Es común oír que “la sectorización no funciona”. De hecho, los “Ingenieros de Siempre” han gastado miles de millones en la “sectorización” sin resultados, tal vez por incompetencia, o tal vez porque lo que realmente les interesan son los grandes trasvases. Diría Capella, la sectorización es sólo un medio hacia un fin: implica zonificar la ciudad y controlar presiones para aislar y reparar fugas, para que no sigan migrando por dondequiera.  

Existe un plan para lograr agua para todas las casas de la CDMX todos los días en este próximo sexenio, sin tener que traer ni una gota más y sin recursos más allá que el presupuesto anual de Sacmex. Un plan de este tipo existió para la CDMX hace seis años, pero por algún motivo fue ignorado por las autoridades del agua responsables. Un plan similar es lo que permitió a Monterrey enfrentar la crisis del agua de 2023, peor que la de 2022, sin hacer noticia. En todo caso, un factor importante es la vigilancia ciudadana para enfrentar la manipulación de las válvulas por operadores corruptos. 

El nuevo paradigma que nos permitirá convivir armoniosamente con la naturaleza implica cuidar el agua  desde la casa y la comunidad. Ya no tenemos el lujo de traer agua de Michoacán, subirla 1100 metros vía bombeo a una ciudad de altiplano y pasearla por todo el macrocircuito, para perder 6 de cada 10 litros a fugas y al huachicoleo; tampoco tienen el derecho los citadinos a succionar agua de las comunidades rurales e indígenas, como ocurre en Lerma.  

La inversión más sensata para lograr agua para las ciudades sería aumentar a 24 mil millones, diez veces  el monto actual, los recursos de ProAgua, para que las comunidades, municipios y estados puedan combatir fugas y cumplir con el derecho al agua, acompañados por las contralorías autónomas que  monitorearán la aplicación de estos recursos públicos.

En vez de mandar a traer otra manguera, mejor tapamos los hoyos en la cubeta.

POR ELENA BURNS

PROMOTORA DE LA CONTRALORÍA NACIONAL AUTÓNOMA DEL AGUA

MAAZ