DEFINICIONES

El estilo de Claudia

Nadie esperaría un rompimiento con AMLO en plena transición, pero con sutileza y estrategia, Sheinbaum va marcando un contraste

OPINIÓN

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Manuel López San Martín / Definiciones / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: El Heraldo de México

La próxima presidenta Claudia Sheinbaum ha construido en tres semanas confianza entorno a su proyecto. La legitimidad ya la tenía, la ganó en las urnas con su triunfo arrollador. Pero la aplastante victoria en la elección del 2 de junio por 2 a 1, con un margen de 32% sobre el segundo lugar y un contundente 60% de los votos que la llevaron a convertirse en la persona más votada en la historia del país (36 millones de votos), despertó el nerviosismo en algunos sectores que, si bien ya daban por descontado su triunfo, no imaginaron el escenario de la mayoría calificada en el Congreso para Morena y sus aliados.

Eso, pero sobre todo la presión del presidente López Obrador de empujar de inmediato, tras los comicios, la reforma al Poder Judicial que envió desde el pasado 5 de febrero, metió ruido. Sheinbaum ha hecho gala de una templanza y sutileza que no se ve todos los días. No solo resiste las presiones, sino que sin perder liderazgo se construye su propio margen de maniobra para no quedar acorralada por la agenda de Palacio Nacional.

Desde luego nadie con sensatez esperaría un rompimiento en plena transición entre AMLO y Claudia; ambos forman parte del mismo movimiento y es más lo que los une que lo que los separa. Pero indudablemente ambos se encuentran en momentos distintos, sino es que en extremos opuestos. López Obrador construye para su legado. Sheinbaum, para sus próximos seis años. Él, para lo que pretende heredar. Ella, para los cimientos de lo que construirá. Él transita el ocaso de su mandato. La próxima presidenta apenas verá el amanecer de su gobierno.

Sheinbaum, pues, ha tomado decisiones con mesura y estrategia, pero sobre todo con inteligencia. Concede algunas, para no confrontarse, aunque imprime su matiz (como en el caso de la reforma al Poder Judicial). Empuja otras, para despejar posibles dudas (Guardia Nacional supeditada al Ejército).

Pero va dejando entrever su propio sello en la mayoría de las decisiones. Las reuniones con inversionistas extranjeros y empresarios mexicanos, por ejemplo, y el que haya certeza de quién encabezará Hacienda, Economía y Cancillería apenas tres semanas después de la elección, dan cuenta de un estilo que no permite injerencias. La próxima presidenta no ha dejado de enviar señales de certeza y confianza que los mercados y lideres globales agradecen.

Sheinbaum tiene su historia y estilo. Nadie que la conozca dirá que no es exigente y estricta. Es disciplinada, organizada y tenaz. Su círculo le reconoce no solo habilidades de liderazgo, sino de microgestión; está en todo y rara vez olvida una encomienda. Pide cuentas y exige resultados sobre tareas encargadas.

Pero también es una mujer que escucha y está abierta al diálogo para encontrar mejores rutas. Pide lealtad, sí, pero le da peso a la capacidad. Por eso lo que hemos visto hasta ahora da cuenta que habrá una presidenta que mire más allá de un grupo político; que no solo premiará la obediencia, sino que estará más allá de las cuotas y los cuates. Buena noticia.

-Off the récord

Decisión tomada para que la inédita llegada de la primera mujer presidenta esté cargada de simbolismo. Nadie más histórica e icónica que la aun senadora y próxima diputada Ifigenia Martínez para entregarle la banda presidencial a Claudia Sheinbaum el 1 de octubre en San Lázaro.

POR MANUEL LÓPEZ SAN MARTÍN

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