MIRANDO AL OTRO LADO

Sin diálogo no habrá país

El morenista Juan Ramiro Robledo lo dijo con claridad: “Pronto empecemos

OPINIÓN

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Ricardo Pascoe Pierce / Mirando al otro lado / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

El morenista Juan Ramiro Robledo lo dijo con claridad: “Pronto empecemos los foros de audiencia, no vamos a debatir, vamos a oír…”. Y aclaró, por si no se entendió sus dichos: “las cosas están claras hacia dónde van.” Es decir, las cosas van hacía la aprobación sin debate de la iniciativa de reforma del sistema de justicia en México.

Morena no discute, no debate, no escucha porque prefiere imponer sus medidas legislativas. Pero la ignorancia no debe ser la guía en México. En países como Venezuela, Bolivia, Ecuador y Chile se ha promovido la idea de la elección de jueces y magistrados.

En Bolivia el 60% de las personas votan anulando el voto porque, dicen, no conocen a los postulados. Y todos los juristas electos son, sin excepción, personajes con dos características en común: son licenciados en derecho de poco o nulo prestigio público (personajes prestigiosos no se presentan porque es una mancha en su carrera) y todos son militantes del partido en el poder. Con eso, todo está dicho.

En este momento no voy a elaborar sobre la conveniencia del proyecto de reforma al Poder Judicial que propone Morena. Habrá tiempo para seguir la tortuosa ruta de la “no-discusión pero sí escucha” de opiniones sobre la propuesta de reforma.

Afirma el Presidente de la Comisión de Puntos Constitucionales de la Cámara de Diputados que va a “escuchar y oír (sic) lo que quieran decir jueces, ministros, barras y colegios de abogados, académicos, vamos a oír su opinión y veremos la pertinencia de alguna adecuación.”

“La pertinencia de alguna adecuación…” dijo el oscuro legislador, seguramente consciente de que no hay nada que adecuar, porque el proyecto ya está y así permanecerá. De otra manera no habría acotado su comentario con un “las cosas están claras hacía dónde van”.

Es de notarse que ya hubo mesas de análisis sobre la reforma al Poder Judicial en el Congreso de la Unión y la gran mayoría de los concurrentes rechazaron la elección por voto popular de jueces, magistrados y ministros. Es por ello que, aunque afirma que van a “oír” opiniones diversas, en realidad están en proceso de sustituir la consulta pública a expertos con la encuesta de opinión que aplicará el partido en el poder al “pueblo” para que este opine en definitiva. Así lo anunció Claudia Sheinbaum, la científica, ecologista, universitaria y judía.

El caso de Bolivia es el ejemplo perfecto de “hacía dónde van las cosas” en materia de “justicia”. La propuesta de reforma en México nos coloca en la antesala de una carrera dónde muchos aspirantes van a empezar a declarar su fidelidad a Morena y a López Obrador (que no a Sheinbaum), justamente por razones laborales. Un ejemplo claro de una aspirante que ve una posible apertura para acceder al Poder Judicial por vía de las “declaratorias públicas” de amor a la 4T transformación es, por ejemplo, el artículo reciente de Ana Laura Magaloni quien, en un pequeño desliz aparentemente fortuito, afirma haber votado por Morena.

Como ella, vamos a escuchar a muchos licenciados en derecho proclamar su fidelidad “al sistema” y, obviamente, aspirantes a un puesto de juez, ministro o magistrado. Básicamente aceptarán lo que se ofrezca en un recientemente abierto mercado laboral, donde el oportunismo y el criterio de 90% lealtad y 10% eficiencia abundará (ahí está Lenia Batres como ejemplo de lo que viene).

Pero lo importante en este momento es la noción del “no diálogo”. Esa frase resume la idea que permea y define el gobierno que termina de López Obrador y también el que viene, bajo la guía de Sheinbaum. Ha tomado el poder la narrativa de que no existe la necesidad de dialogar con nadie que no sea de la esfera de la 4T.

¿Acaso vienen 6 años de un país incapaz de dialogar consigo mismo? O, dicho de otra manera, ¿serán seis años sin encuentros entre mayorías y minorías en México? Desde ahora les aseguro que será un país no sólo triste, sino en una circunstancia trágica.

Y perfila un país en conflicto consigo mismo mientras perdure este estado de cosas. El diálogo que sí ofrece el gobierno saliente y el entrante será entre poderes fácticos y poderes formales. ¿Entre Slim y los suyos, el narcotráfico y la 4T, en sus diversas modalidades y expresiones? ¿Es esa la idea de país que va a existir? ¿Esa es la idea de diálogo para resolver los grandes problemas nacionales?

Lo que expresa el diputado morenista es que el máximo esfuerzo “democrático” que hará Morena será “escuchar” opiniones, para luego decidir, entre sus cuatro paredes y con su mayoría calificada ilegal, cómo proceder y qué hacer, según su interés político y de poder.

Desde ahora queda constancia de que ese supuesto modelo de mayoría calificada que no dialoga con nadie que no sea amistoso o entregado al poder establecido llevará el país a un callejón sin salida.

En tiempos de modernidad cuando es normal suponer que el progreso es hacia adelante, México se mueve hacia atrás, hacia su propio y autoimpuesto Medievo. Se muda hacia una sociedad con estamentos sociales y de poder que pretenden inmovilizar a la sociedad.

No lo dirían así, pero suponen factible una sociedad rígida y sin posibilidades de cambio y que rechaza categóricamente la alternancia. Una sociedad sin diálogo es una sociedad sin democracia y con severas limitaciones a las libertades individuales y colectivas.

Según Morena, vivimos el fin de la historia. Obran como si no hubiera nada más allá que ellos en el futuro mexicano. Pero se equivocan, como también se equivocó Francis Fukuyama cuando declaró, prematuramente, el fin de la historia cuando implosionó la URSS y se creó Rusia. Suponer que “la actualidad” es el fin de la historia es un error, porque en realidad es apenas el inicio de algo tan efímero como lo fue el pasado reciente y remoto.

La prueba de su error es su ignorancia al pensar que son eternos y no necesitan diálogo. Y cuando se derrumba su fantasía omnipotente, ¿habrá quién les abra las nuevas puertas?

Finalmente, si no hay diálogo, no habrá país para nadie.

POR RICARDO PASCOE

COLABORADOR

ricardopascoe@hotmail.com
@rpascoep

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