TRES EN RAYA

Un trámite. Ajá… ándale pues…

El 2 de junio estará cargado de simbolismos, anhelos, miedos, desilusiones y esperanzas. Todo eso no se puede menospreciar como un simple trámite

OPINIÓN

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Verónica Malo Guzmán / Tres en Raya / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

La soberbia es mala consejera. Más de una guerra se ha perdido por un general que todo lo creía ganado antes de tiempo…

En la reunión anual de consejeros regionales de BBVA, ante la pregunta: “¿ya se coció el arroz en materia electoral?”, Claudia Sheinbaum contestó: “bueno, falta el trámite del 2 de junio”.

Un trámite que significa que más de 100 millones de mexicanos podamos ir a depositar nuestros votos. Y si bien es cierto que el partido en el poder presume ventajas superiores a los 30 puntos porcentuales, ni siquiera los dueños de las casas encuestadoras que estarían respaldando esas cifras pondrían las manos en el fuego por estas.

Si uno pregunta en la calle, poniendo lejos el cuestionario de una encuesta, nadie responde que lo del 2 de junio vaya a ser un día de campo para el oficialismo.

Y hablando del oficialismo, la actitud de este hace suponer que tienen miedo al …”trámite” del 2 de junio. ¿Por qué tanto ruido y odio —y tanto temor— estando el piso tan parejo? ¿Será que la contienda está más pareja de lo que a gritos se quiere hacer creer?

Porque si fuera cierto que Morena va ganando por “goliza”, ¿para qué la descalificación, las amenazas, el miedo, la censura, el abuso? ¿Para qué, mismo a estas alturas del proceso, seguir volcando todos los recursos del Estado en favorecer de forma ilegal a los candidatos del régimen?

¿No es Claudia la primera en descalificarse, en deslegitimarse, al haber anunciado con casi un mes que ella es con seguridad quien ganará? Haber pronunciado esas palabras solo me dan la razón: si la candidata presidencial del oficialismo resulta victoriosa será en la ilegitimidad de una contienda marcada por la absoluta interferencia del gobierno obradorista.

Porque lo que para ella es un “trámite” para muchos —la mayoría, inclusive de entre quienes depositarán su voto en favor de ella— constituye un derecho, una obligación y un privilegio. El día de la votación no es un mero trámite como supone Sheinbaum. Es el día de la fiesta democrática; que López Obrador y sus secuaces se empeñen en mancharla es otra cosa. El día en que todos quienes tienen su INE son iguales ante la ley para ejercer el más alto derecho político. Pero lo que es más, el proceso democrático comienza —no culmina— con el voto que ella llama “un trámite”.

El 2 de junio estará cargado de simbolismos, anhelos, miedos, desilusiones y esperanzas. Todo eso no se puede menospreciar como un simple trámite. Todavía menos por la política científica que se supone pondera y valora el voto de sus seguidores.

Un “trámite” presupone que sólo le entregarían a ella (o a Xóchitl) la Presidencia como si se tratase de una compra ciega (no sabes lo que vas a recibir) o bien un proceso consistente en rellenar actas y documentos. No, la Presidencia no se escritura, debe ganarse por el voto libre y secreto de los mexicanos (aunque la 4t ha tratado de que el voto no sea libre, al condicionar —de forma ilegal— la entrega de programas clientelares y aduciendo que si gana Xóchitl estos se van a perder).

Se considera que el pecado primigenio y más importante es la soberbia. Pero, más allá de la religión, la historia muestra que también cualquier estratega que exuda soberbia tarde que temprano tiende a morder el polvo. Para alguien tan sobrada de sí misma, los augurios no son buenos. La soberbia aniquila; el simple trámite puede convertirse en un camino tortuoso para Claudia.

POR VERÓNICA MALO GUZMÁN

COLABORADORA

VERONICAMALOGUZMAN@GMAIL.COM 

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