COLUMNA INVITADA

Olvidaré tu nombre, Mónica Salomón

Trasgrede el umbral de una relación y se adentra en la intimidad de los personajes para darnos respuesta

OPINIÓN

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Mónica Castellanos / Columna Invitada / Opinión El Heraldo de México

Olvidaré tu nombre, publicada por Grijalbo en febrero de 2024, es un ensayo literario sobre el desamor. Pero, ¿es posible hablar del desamor sin antes haber traído a la reflexión la esencia del amor? ¿Qué sucede cuando una relación no toma el camino deseado y uno de los enamorados observa la ruptura con perplejidad? Mónica Salmón trasgrede el umbral de una relación y se adentra en la intimidad de los personajes para darnos respuesta.

Lo que inicia como una correspondencia entre una Ofelia apasionada, insistente, y un Emilio frío que ha perdido la intensidad, se vuelve de pronto en una reflexión sobre las palabras, el lenguaje, la verdad, el ser.

En las primeras páginas la autora nos adentra en la emotividad de la mujer. Nos sumerge en los pensamientos y supuestos que entrampan las relaciones entre la pareja. La imaginación hace presa de Ofelia que en largos correos electrónicos suelta una retahíla de reproches y elabora un análisis de la conducta de su amado.

Cuando nos preguntamos hacia donde va con esta historia, Mónica nos sorprende con cuestiones serias y filosóficas como dejará constancia a través de las palabras de Derrida el filósofo francés en la página sesenta y nueve: “En una relación amorosa, las personas se involucran en un juego de lenguaje donde buscan entenderse y comunicarse de manera auténtica.

La verdad en el amor no se trata de encontrar una única realidad objetiva, sino de construir una realidad compartida a través del diálogo, la empatía y la comprensión mutua”.

Y no conforme con el planteamiento de Derrida que nos hace detenernos de la lectura para definir el amor como sentimiento o acto volitivo, la autora nos dirá con voz potente: “El amor es el mapa que nos indica el camino para evitar nuestros laberintos dolorosos, para encontrarnos a nosotros mismos en la geografía del otro”.

Es decir, para Mónica, el amor nos hace salir de nosotros mismos, de nuestro egoismo para darnos al otro. Es un acto de la voluntad como el que dice no solo te quiero, sino te quiero querer.

Poco después añade: “¿Quién soy cuando hablo de mí? Cuántas hay realmente? Más bien quisiera saber: ¿qué existe en mí que aspira a preguntarme quien soy? ¿De dónde he sacado esa inquietante idea de llegar a lo más profundo de mi ser? ¿De dónde viene la necesidad de desterrar un amor? ¿De dónde surge la necesidad de despedirse de un amor que ahora ya solo daña?”. 

Entre los personajes no falta el tercero en discordia. La amiga de Emilio que provoca los celos de Ofelia y un admirador de Ofelia que la busca a través de las redes sociales. Son relaciones paralelas que para bien o para mal afectan la relación entre la pareja.

Esta es la excusa de la que se vale la autora, quién no conforme con escudriñar el interior para encontrar las motivaciones más profundas que definen los propios actos, esos recovecos interiores que son morada de los sentimientos, la luz en medio de la penumbra que hace posible sanar cualquier herida, nos lleva de la mano a reflexionar sobre el acto de nombrar. Cuando nombramos a alguien, dirá, le estamos otorgando un sentido de pertenencia y conexión con el mundo.

Es como si estuviéramos diciendo: “Tú eres único, importante y formas parte de mí”. De ahí que el título de la obra Olvidaré tu nombre, venga a ser una declaración en sentido contrario que rompe con todo el andamiaje construído sobre el acto de amar: tú ya no eres importante y no formas parte de mí.

Con estas reflexiones sobre el amor y el desamor, Mónica nos regala un ensayo filosófico que se suma a los de otros grandes pensadores de la historia y engrandece el acervo que intenta definir a esas creaturas complejas que somos los seres humanos.   

Por Mónica Castellanos

EEZ