Octavio Romero, Ingeniero Agrónomo que durante esta administración ha “dirigido” Pemex, no tiene buenos resultados que presumir.
Bajo su conducción, esa empresa improductiva del Estado, lejos de reducir su deuda y aumentar la producción, ha profundizado la ineficiencia de sus operaciones, ha recibido más dinero del gobierno para mantenerla a flote, tiene una deuda que es equivalente a más del 6% del PIB del país, y es más opaca que nunca.
En lugar de trazar una ruta de mediano y largo plazo para la empresa, que la volviera más productiva y menos onerosa para el estado mexicano, y que nos permitiera avanzar hacia la transición energética, el manejo ideologizado del sector energético bajo la Cuarta Transformación, profundizó los problemas que ya tenía Pemex y que hoy, cuesta más y produce menos.
Patearon el bote hacia adelante, aumentaron la deuda, tanto la financiera como con proveedores, le condonaron impuestos y le transfirieron millonarios recursos sin que haya claridad de que ello haya servido para aliviar las cargas financieras de la empresa y por el contrario, buena parte de ese dinero se destinó a la refinería de Dos Bocas que ya ha duplicado su costo de inversión inicial y sigue sin refinar nada.
La calificadora Moody´s hace unas semanas dejó muy claro que Pemex está muy lejos de la promesa de producción de dos millones de barriles diarios de inicios del sexenio, y volvió a bajar su calificación crediticia.
Ante los constantes cuestionamientos sobre la viabilidad, rentabilidad, eficiencia, transparencia y prácticas de la empresa, Octavio Romero ha descalificado a la calificadora y, lejos de asumir su responsabilidad ante sus pésimos resultados y apuntar un cambio de rumbo, para distraer la atención, el viernes difundió información personal y calumnias sobre Maria Amparo Casar, una de las críticas más visibles del desempeño y el autoritarismo de este régimen.
Mi mayor solidaridad con Maria Amparo y mi mayor rechazo a las calumnias de las que ha sido objeto por parte del gobierno.
Es inaceptable tener incompetentes tomando decisiones que comprometen el futuro económico y energético de México.
Es igual de inaceptable que desde el gobierno, se hostilice y se vulneren los derechos de quienes ejercen la crítica e informan a la sociedad.
Ambas cosas, tener incompetentes en cargos de responsabilidad únicamente por su servilismo, y perseguir y calumniar a quienes señalan las fallas de los gobernantes, son prácticas de los regímenes autoritarios.
CUMULONIMBUS. “El fracaso tiene mil excusas, pero el éxito no requiere explicación”, John F. Kennedy.
POR BOSCO DE LA VEGA
COLABORADOR
@BOSCODELAV
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