El tiempo transcurre desde el inicio de la confrontación Rusia-OTAN y los líderes rusos se esfuerzan en mantener la perspectiva de una operación militar, no de una guerra.
Esto es porque Rusia no está utilizando al grueso de su Ejército y pertrechos militares. La ofensiva rusa que llegó a dirigirse hacia Kiev hoy en día se concentra en el Este y el Sur de Ucrania, con una reciente incursión por el Norte con dirección a Járkov.
No está por demás mencionar que Rusia se ha movido con cautela, ha aprendido de sus errores y su paciencia se ha extendido por más de tres décadas, pero tiene sus límites.
Un factor militar que debe valorarse en el enfrentamiento Rusia-OTAN es la capacidad nuclear rusa, sustentada a partir de los principios básicos de la Política Estatal de Disuasión Nuclear de la Federación. En este documento se establecen las condiciones para la transición de Rusia al uso de armas nucleares.
Podemos encontrar cuatro escenarios bajo los cuales Rusia estaría dispuesta a usar este tipo de armamentos: en respuesta al uso de armas nucleares y otros tipos de armas de destrucción masiva, en situaciones críticas para la seguridad nacional del país provocada por el uso de armas convencionales, en caso de contar con datos confiables sobre el lanzamiento de misiles balísticos contra Rusia y/o sus aliados y cuando exista un ataque en contra de oficinas gubernamentales y sitios militares críticos para la defensa de Rusia.
Como consecuencia de la retirada estadounidense de Afganistán en 2021, comenzaron a surgir algunas voces en Rusia que afirman que Estados Unidos ya no es una superpotencia y que con el tiempo también retirará el apoyo a Ucrania, haciendo que este país vuelva a la zona de influencia rusa.
Sin embargo, la posición geográfica de Ucrania es estratégica para salvaguardar los objetivos geopolíticos estadounidenses y mantener la presión sobre la Unión Europea en materia energética y militar.
Desde la perspectiva de Sergei Karaganov, profesor emérito de la Universidad Nacional de Investigación y la Escuela Superior de Economía de Moscú, Estados Unidos debería cambiar su condición de hegemón global y convertirse en una “potencia normal” de la manera más pacífica posible.
Para lograr lo anterior, Rusia tendría que mejorar la credibilidad y la eficacia de la disuasión nuclear. Lo anterior sería necesario no solo para poner fin a la guerra desatada en Ucrania, o para colocar pacíficamente a Occidente en un lugar mucho más modesto y digno en el futuro sistema internacional.
Por encima de todo, la disuasión nuclear se convierte en una herramienta necesaria para detener la ola de conflictos que se avecinan.
La construcción de un sistema de disuasión nuclear ruso se puede leer como una forma de proyección de fuerza a nivel global que obliga a los estadounidenses y europeos a tomar en serio sus demandas de seguridad.
En este escenario, la independencia de Ucrania favorece tanto a rusos como europeos para generar una especie de zona de amortiguación entre ambos agentes internacionales.
No obstante, es previsible que los Estados Unidos mantengan una dinámica de confrontación contra Rusia, al tiempo que las élites occidentales mantienen una política de puertas abiertas para la supuesta incorporación de Ucrania a la Unión Europea y la OTAN
¿Debemos quemar el cielo si es preciso para alcanzar la paz perpetua?
POR MAURICIO ESTEVEZ
SUBCOORDINADOR DEL CENTRO DE ESTUDIOS DE EURASIA, UAM-X.
MIEMBRO DE LA UNIDAD DE ESTUDIO Y REFLEXIÓN DE LA GUERRA RUSIA-UCRANIA, COMEXI.
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