PERISCOPIO

La mujer que no puede perder

Debe ganar a como dé lugar con un proceso transparente, confiable y verificable, como han sido los procesos electorales desde 1997 a la fecha

OPINIÓN

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Raymundo Sánchez Patlán / Periscopio / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: El Heraldo de México

Antes que Xóchitl Gálvez o Claudia Sheinbaum, la primera obligada a ganar en la elección del próximo 2 de junio es la presidenta del Instituto Nacional Electoral (INE), Guadalupe Taddei.

En sus manos está mantener la confiabilidad, credibilidad y funcionalidad del organismo electoral, que costó a los mexicanos años construir y hacerlo autónomo. De otra forma, lo pondrá en charola de plata para su desmantelamiento en los próximos meses.

¿Y hasta ahora cómo va Lupita con eso? De entrada, está enredada en la trampa que le fue tejiendo, año con año, el presidente Andrés López Obrador y sus levanta dedos del Congreso para ahorcar al INE y convertirlo en un ente inoperante, fácil de desechar.

En el primer año de ese sexenio, en 2019, el morenismo y sus rémoras le recortaron 950 millones de pesos. En 2020, fueron mil 72 millones. En 2021, dos mil 439 millones. En 2022, cuatro mil 913 millones; en 2023, cuatro mil 475 millones; y este 2024, cinco mil millones.

La consecuencia es que ahora el INE carece de personal para enfrentar la elección más grande de la historia, la elección en la que se define si se consolidan las instituciones democráticas o si son demolidas para construir sobre su disolución.

El más reciente balance de los consejeros, a 10 días de la elección, indica que hace falta cubrir 818 plazas de supervisores y capacitadores electorales, más 600 capturistas para el PREP. Esto, debido a la inseguridad imperante en varias zonas del país y el bajo salario que ofreció el Instituto.

El primer motivo rebasa las facultades del INE, pero el segundo, el de los salarios, es provocado directamente por los recortes aplicados durante el sexenio de López Obrador: esta vez se ofrecieron sueldos de 10 mil pesos mensuales en promedio, para trabajar durante tres meses, cuando en procesos electorales pasados el promedio era de 15 mil.

Taddei, sin embargo, dice que esto no representa una crisis ni un riesgo para la elección que está a la vuelta de la esquina. Pero la aprobación de medidas emergentes para cubrir esas vacantes con trabajadores de otras áreas hace pensar que sí es un tema de preocupación.

Sobre todo, porque cualquier falla en la jornada electoral, en la captura de las actas, en el conteo rápido o en el PREP justificaría la intentona de la cuatroté para eliminar al INE y poner en su lugar el dichoso Instituto Nacional de Elecciones y Consultas, controlado por el gobierno federal. De hecho, para eso está diseñada la estrategia morenista de alegar fraude desde ahora.

Pero también la oposición se quedaría sin armas argumentativas para sostener la defensa del INE, más allá de que la propia Taddei ya se desmarcó de la marea rosa (que nació justo para defender al instituto) y hasta le exigió no usar en sus movilizaciones el color rosa.

Es decir, Guadalupe Taddei, quien llegó a presidenta del INE cuestionada por supuesta cercanía a Morena, está entre la espada y la pared. Debe ganar a como dé lugar con un proceso impecable, transparente, confiable y verificable, como han sido todos los procesos electorales desde 1997 a la fecha. 

Porque si ella pierde, perdemos al INE. Y se pierde México.

POR: RAYMUNDO SÁNCHEZ PATLÁN

RAYMUNDO@ELHERALDODEMEXICO.COM  

@R_SANCHEZP

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