Nos despedimos de un titán de la moda. El excéntrico florentino, Roberto Cavalli, dejó una huella que será inalcanzable en el diseño de la figura femenina, la sensualidad y los estampados que lo hicieron un ícono.
En la selva de distintas tendencias y marcas que florecen hay nombres que sobresalen con una luz propia, y entre ellos, el de Roberto Cavalli brilla con intensidad inigualable. Con su reciente partida, el mundo de la moda italiana ha perdido a uno de sus más grandes diseñadores, que deja un legado imborrable que trasciende las pasarelas. Una marca que pasará a los libros de la historia.
No sólo fue un diseñador visionario, sino un verdadero artista cuya musa era la vida misma en toda su plenitud y esplendor. Pocos lo saben pero el amor por el arte lo heredó de su abuelo, quien era pintor y se enfocó en seguir sus pasos para estudiar sobre el tema y se inscribió en la Academia de Bellas Artes de Florencia, aunque Cavalli en realidad “quería pintar sobre tela”, como escribe el portal Vogue España.
Desde que empezó su carrera y sus primeros pasos en la década de 1970 hasta su inigualable reinado en el siglo XXI, Cavalli personificó la audacia, la pasión y la extravagancia en cada una de sus creaciones. Su enfoque distintivo fusionó la naturaleza con la sensualidad de la mujer moderna, creando un universo estético que sigue fascinando y cautivando a las nuevas generaciones. “No hay que llamarme diseñador porque nunca he sido capaz de bosquejar una silueta.
Mi talento tiene que ver con hacer que las telas y las mujeres sean especiales. Mi sueño es hacer vestidos que cambien la vida de las mujeres. Los más hermosos tienen ese poder”, es una de las frases más cautivadoras del florentino, quien también tenía una personalidad carismática y era conocido por su estilo de vida hedonista. Su pasión por la belleza, la aventura y su energía se reflejó en cada aspecto de su vida y trabajo.
Uno de los momentos más importantes en la carrera de Cavalli llegó en 1994 cuando presentó su primera colección de prèt-a-porter en la semana de la moda de Milán. Pues gracias a esto amplió enormemente su alcance y popularidad, llevando su estilo distintivo a un público mucho más amplio.
Su ingenio y elegancia hicieron que el animal print dejara de verse como una tendencia de mal gusto y la elevó hacía una tendencia que empezaron a copiar varias casas de moda. En especial le dio foco al estampado de leopardo, que proyectó en seda fluida y diseños de siluetas ceñidas que realzaban las curvas femeninas. Su combinación de sensualidad y sofisticación lo empezaron a convertir en el favorito de modelos y celebridades que elegían sus creaciones para cualquier ocasión de glamour.
La marca registrada de Cavalli era su inigualable habilidad para celebrar la belleza en todas sus formas y manifestaciones. Sus diseños eran una oda a la libertad, la expresión y la individualidad. En un mundo donde la uniformidad eclipsa la originalidad, Cavalli desafió los estándares de belleza rompiendo todos los estereotipos, y le otorgó a cada mujer la oportunidad de ser una diosa en su propio cuerpo.
En 2019, vendió la mayoría de su participación en la marca que lleva su nombre, marcando el final de una era para la casa de moda. A pesar de esto, su legado perdura, y su influencia en la moda contemporánea sigue siendo innegable.
Más allá de sus creaciones icónicas seguirá inspirando en la creación de piezas energéticas e indomables, así como los animales en los que basaba sus telas. Seguramente conforme pasen los años y analicemos mejor sus diseños, reflexionaremos sobre la vida y el legado de Roberto Cavalli y el impacto que ha dejado en el mundo. Su vida fue un testimonio vivo de que el verdadero éxito radica en la pasión, la perseverancia y el amor por lo que se hace.
POR BEGOÑA COSÍO
COLABORADORA
@BEGOCOSIO
MAAZ