COLUMNA INVITADA

América Latina Feminista en Nueva York

México siempre ha sido gran referente de los movimientos feministas en América Latina

OPINIÓN

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Flor Aydeé Rodríguez Campos / El Heraldo de México / Columna invitadaCréditos: Heraldo Media Group

México siempre ha sido gran referente de los movimientos feministas en América Latina, pues no olvidemos que el Primer Congreso Feminista tuvo lugar en Yucatán en 1916 pero fue hasta la década de los setenta y de los ochenta que los movimientos feministas volvieron a tomar las calles y se celebraron numerosos encuentros que marcaron un parteaguas para la historia como la Conferencia Mundial sobre las Mujeres en la Ciudad de México en 1975, también en esa década se dio la creación de la Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer mejor conocida por sus siglas en inglés como la CEDAW en 1979.

El pensamiento crítico de las mujeres mexicanas no ha quedado escrito únicamente en estos hechos, pues seguimos siendo parte importante de la evolución teórica y el desarrollo del único movimiento social que en los últimos tiempos ha generado grandes cambios colectivos.

Año con año desde que la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer (CSW) se fundó en 1946 como comisión del Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas esta sesiona en Nueva York y representa el mayor órgano para la formulación de políticas a nivel mundial dedicado exclusivamente a promover la igualdad de género y el empoderamiento de las niñas y mujeres.

En la pasada sesión 68 de la CSW llevada a cabo en marzo un grupo de mujeres mexicanas y activistas feministas tuvimos el honor presencial todo lo sucedido en las dos semanas que sesionó la Comisión. Fuimos testigos de cómo es que se miran con tanto respeto en el exterior los aportes del movimiento feminista de México y Latinoamérica para el avance y cumplimiento de los Objetivos del Desarrollo Sostenible y de la Declaración y la Plataforma de Acción de Beijing.

¿Y cómo es que se traducen estos aportes? Son las exigencias de las mujeres, activistas y organizaciones de la sociedad civil quienes están marcando las agendas de los Congresos locales y sin duda también del Congreso Federal, un ejemplo es la “Ley Olimpia” que sanciona la violencia digital y que en estos días cumple tres años de su aprobación a nivel federal, una causa que movió a cientos de mujeres en todos los Estados de la República Mexicana después de que de manera valiente Olimpia Coral Melo levantará la voz.

Fue la propia Olimpia quién junto con Marcela Hernández y Alexia Cortez representaron al Frente Nacional Para La Sororidad en esta sesión 68 de la CSW. Otras activistas que se dieron lugar en la sede oficial de la ONU para representar sus causas fueron Mari Rouss Villegas con el tema de las cuidadoras primarias, Andrea Legarci con los derechos sexuales y reproductivos y Diana Murrieta, Fernanda Morales y en lo personal como Directora de Repara Lumea con el tema de la prevención de la violencia sexual.

En cada una de las reuniones logramos constatar que desde el activismo feminista en México con la Ley Olimpia, La ley contra la violencia vicaria, La 3 de 3 contra la violencia, la Ley Sabina, La Ley Monzón , La Ley Contra la Violencia Ácida hemos acortado de manera importante la brecha de desigualdad sin embargo, aún nos falta mucho por ejecutar y llevar a cabo porque como decimos desde el Frente Nacional Para la Sororidad no es solo la aprobación de una Ley sino una causa con la cual hay que comprometerse para lograr una aplicación real y que nos garantice el acceso a la justicia.

Las compañeras de Chile, Colombia, Ecuador, Argentina y los demás países latinos están revolucionando también con temas que siguen siendo controversiales como el derecho al aborto seguro y gratuito.

Me siento muy orgullosa de haber estado como activista feminista en el desarrollo de esta reunión tan importante a nivel mundial y haber aprendido y compartido con mujeres tan diversas. Hoy más que nunca les digo que levantar nuestra voz inspira a muchas más a unirse a nuestras causas, que nunca dudemos que nuestra voz importa y puede generar un gran cambio.

Por Flor Aydeé Rodríguez Campos
Abogada y activista por los derechos de las mujeres

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