BALONES Y PELOTAS

Soluciones Superficiales a Problemas Estructurales

La final contra Estados Unidos se desarrolló como se vislumbraba en teoría, pero no como se esperaba en la imaginación de los aficionados mexicanos

OPINIÓN

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Tomás Lujambio / Balones y pelotas / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: El Heraldo de México

Ya pasó una semana desde la debacle que sufrió la Selección Mexicana frente a Estados Unidos en la Nations League, y la herida sigue fresca. El partido, que culminó en un marcador de 2-0 a favor de EU, no sólo marcó la tercera derrota consecutiva del Tri a manos del vecino del norte, sino que también puso al plantel en duda. Tanto el entrenador Jimmy Lozano, como los jugadores que disputaron la final, confirmaron lo que se venía sospechando desde la participación del Tri en el Mundial de Qatar: el futbol mexicano no está al nivel competitivo que solía distinguirlo. 

La final contra Estados Unidos se desarrolló como se vislumbraba en teoría, pero no como se esperaba en la imaginación de los aficionados mexicanos. Tan sólo en el primer tiempo, el equipo nacional había tirado una vez a portería, mientras que los gringos amenazaron seis veces al arco de Ochoa. El segundo tiempo del encuentro no tuvo mayor diferencia: vimos a un equipo sin idea táctica ni calidad futbolística, y a un entrenador muy poco creativo. Al final, México no tuvo de otra más que relevar la batuta competitiva de la Concacaf al temido vecino con suma displicencia. 

Con la Copa América 2024 y la Copa del Mundo de 2026 en el horizonte, muchos se mostraron impacientes por pedir la destitución del Jimmy para exigir la contratación de algún extranjero despampanante. Recurrir a un cambio de DT es la típica solución superficial a un problema estructural. La circunstancia actual no tiene que ver con calidad, sino con seriedad competitiva. 

Ahora mismo no existe solución, a corto plazo, que arregle el problema en el que se encuentra el futbol nacional. Más allá de buscar culpables, la Federación Mexicana de Futbol (FMF) debería de enfocarse en diseñar soluciones a largo plazo. Apostar por Lozano, para empezar, sería una muestra de compromiso de parte de ella. Por otro lado, reconsiderar el regreso de equipos mexicanos a competiciones de Conmebol, como la Copa Libertadores, podría mejorar el nivel competitivo en nuestro país y exponer a equipos nacionales a distintos tipos de juego. 

En último lugar, es importante reconocer que el formato actual de la liga doméstica está diseñado para premiar rendimientos mediocres de parte de los favoritos de siempre. 

Lo que alguna vez fue una competición reñida y estimulante, donde se formaban jóvenes talentos con ambición futbolística, se ha convertido, poco a poco, en un torneo que prioriza el espectáculo sobre la calidad y el dinero sobre la competitividad. 

A medida que estas decisiones permeen la forma en la que se desenvuelve el futbol mexicano, el rendimiento de nuestra selección no tendrá de otra más que decaer. En el pasado, solíamos medir nuestra calidad competitiva contra grandes selecciones, como Brasil, Argentina y Alemania. Hoy en día, calibramos el nivel en comparación con países como EUA, Canadá y Panamá. Desafortunadamente, el camino de regreso a la cima competitiva para México no sólo será largo, sino que también requerirá un proyecto a largo plazo comprometido con recuperar la calidad deportiva que llegó a mostrar en el pasado. 

POR TOMÁS LUJAMBIO

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