TRES EN RAYA

¿México asegura su posición bananera?

Sería mejor que nos los dijeran directamente y sin tapujos: la educación en nuestro país no le interesa al gobierno

OPINIÓN

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Verónica Malo Guzmán / Tres en Raya / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

En abril de 2019, López Obrador canceló la reforma educativa de Peña Nieto y dijo que buscaría “consolidar una reforma constitucional aceptada por todos, que garantice la educación pública obligatoria, laica, pluricultural, de calidad y gratuita”. En realidad, lo que ya de por sí decía la Constitución…

Sin embargo, lo que ocurrió después fue que no solo no se mantuvo lo alcanzado o se cambió el rumbo para seguir avanzando hacia nuevos horizontes, sino que se retrocedió (me temo que de manera grave). La “nueva escuela mexicana”, los saltitos de la maestra Ana María Prieto en Palacio Nacional, los nuevos libros de texto gratuito y ahora la eminente salida de México de la prueba PISA lo anuncian.

Sería mejor que nos los dijeran directamente y sin tapujos: la educación en nuestro país no le interesa al gobierno. Tampoco hay señales de que a los candidatos que buscan continuar con el obradorismo les inquiete mayormente. Lo que sí hay es la disposición para generar mexicanos que no puedan competir con el resto de la fuerza de trabajo de otras naciones y que no tengan las herramientas y/o competencias mínimas para enfrentar los desafíos diarios tanto en el plano educativo, como también en el social, económico, humano y laboral.

El no participar en la evaluación PISA 2025 nos dejaría sin elementos para mejorar los programas, las herramientas, los contenidos, los procesos y los sistemas educativos. Y eso se traduciría en un mayor retroceso en los niveles de aprendizaje de los mexicanos. Debo decir que contar con las mediciones PISA en México no garantiza que las autoridades usen los resultados para mejorar la educación y el sistema educativo nacional, pero tenerlas es ciertamente el primer paso necesario para ello. Ahora ya ni siquiera se contará con esos datos de los cuales partir para mejorar.

El gobierno de la 4T ha desestimado la prueba, diciendo que es “neoliberal”. Eso es falso. Todos los países de la OECD (y otros que no conforman dicha agrupación), independientemente de la orientación ideológica de sus gobiernos, la llevan a cabo. El común denominador que persiguen todas esas naciones es encontrar las formas para que los alumnos aprendan más y mejor. Se entusiasmen, se capaciten, destaquen y compitan en un mundo que —querámoslo o no— se encuentra globalizado y lo estará cada día más.

Aislar educativamente a México es la apuesta perdedora. Asegura impactos negativos en la creación de empleos y como país receptor de inversión extranjera directa, entre otros cruciales aspectos económicos y sociales de nuestra realidad.

Este gobierno se ha dedicado a hacer a un lado todo lo que implique la evaluación educativa. Empezaron con la desaparición del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación, luego eliminaron otras pruebas de conocimientos y competencias tanto del alumnado como del profesorado. Más tarde disminuyeron el aprendizaje de las matemáticas para los jóvenes (privilegiando la enseñanza de historia; anacrónico, cuando lo que se debe buscar es cómo enfrentar el futuro) y ahora se da el anuncio de la salida de México de posiblemente la más importante medición en el sector educativo mundial.

Correspondería en el 2025 hacer la prueba PISA —se realiza cada tres años—, lo que sería vital para analizar el impacto que ha tenido el modelo educativo de la 4T. ¿Hay mejora en la comprensión de los infantes en matemáticas, lectura o ciencias? ¿Enfatizar la enseñanza del pasado y la memorización de datos ha ayudado o ha perjudicado la capacidad del estudiante para pensar? ¿Las nuevas generaciones de mexicanos van en camino de asegurar una posición destacada, un mejor futuro, o se acercan a la mediocridad y a ser el típico país bananero?

POR VERÓNICA MALO GUZMÁN

COLABORADORA

VERONICAMALOGUZMAN@GMAIL.COM  

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