CONSUMMATUM EST

Punto de quiebre

Los debates presidenciales son una parte fundamental del proceso democrático en cualquier país

OPINIÓN

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Lorena Piñón Rivera / Consummatum est / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Los debates presidenciales son una parte fundamental del proceso democrático en cualquier país. Más allá de ser simples eventos mediáticos, estos enfrentamientos pactados representan una oportunidad invaluable para que los candidatos presenten sus propuestas, contrasten sus visiones y, lo más importante, permitan a los ciudadanos evaluar y comparar a los contendientes antes de tomar una decisión en las urnas.

Un ejemplo emblemático de la trascendencia de los debates presidenciales se encuentra en el encuentro entre Richard Nixon y John F. Kennedy en 1960. Este debate marcó un hito en la historia política de Estados Unidos, ya que fue el primer debate televisado entre candidatos presidenciales.

La diferencia en la presentación y el carisma de Kennedy frente a Nixon fue evidente, lo que contribuyó significativamente a la victoria de Kennedy en las elecciones. Este evento demostró el poder del medio televisivo en la formación de la opinión pública y la importancia de la imagen y el estilo en la política moderna.

En el contexto mexicano, el debate presidencial entre Ernesto Zedillo y Diego Fernández de Cevallos en 1994 también tuvo un impacto significativo. Este debate fue histórico no solo por ser el primero de su tipo en México, sino también porque marcó un punto de inflexión en la campaña electoral.

Por otro lado, la ausencia de Andrés Manuel López Obrador en el debate presidencial de 2006 y su posterior enfrentamiento con Felipe Calderón, son ejemplos claros de cómo la participación (o la falta de ella) en estos eventos puede influir en el resultado electoral. En 2006, la ausencia de López Obrador fue ampliamente criticada y contribuyó a una percepción negativa entre los votantes.

En la actualidad, en un contexto marcado por escándalos de corrupción en el primer círculo obradorista y la negligencia que se ha documentado en diversas instancias gubernamentales, frente a la versión de continuidad, el debate debe verse como una plataforma para denunciar y confrontar a la candidata oficialista que insiste en hablar de éxitos gubernamentales que son en realidad ilusorios y que en el peor de los casos se han traducido en muertes, como las que ocurrieron de manera negligente por el pésimo manejo de la pandemia.

Esta noche, Xóchitl Gálvez tiene que hacer hincapié en la rendición de cuentas, la transparencia y la necesidad de un cambio de rumbo en la administración pública.

Debe destacar la indolencia de un gobierno que no ha tenido la sensibilidad de atender a sectores de la población que se encuentran en condiciones de vulnerabilidad porque el gobierno no puede satisfacer de los insumos necesarios, por ejemplo en el sector salud o en lo concerniente a mitigar el grave problema de inseguridad y la ola de violencia contra las mujeres.

Xóchitl tiene que hacer del debate un punto de quiebre, para exhibir el rostro de descomposición que significaría la continuidad del actual gobierno y dejar al descubierto que Sheinbaum no tiene nada que presumir de la actual administración ni del proyecto político corrupto que representa.

POR LORENA PIÑÓN RIVERA

DIPUTADA FEDERAL

@lorenapignon_ 

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