PORTAZO

La catafixia de Piña

Apenas se escucha por las calles el pregón grabado y repetido, se cambian burócratas, lavadoras, refrigeradores… fierro viejo...

OPINIÓN

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Rafael Cardona / Portazo / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Foto: Especial

Pocos podrían presumir aportaciones personales al vocabulario de la lengua española. Uno de ellos fue Mario Moreno, quien a fuerza de comicidad incrustó en el lexicón de la vetusta Academia, el verbo cantinflear, asumido por la Cuarta Transformación como idioma oficial.  

Otro aportante fue el inolvidable Javier López, quien en su programa de televisión inventó un concurso de intercambios al cual le dio un sonoro nombre: Catafixia, versión personal de trueque o elección azarosa, también reconocida por la RAE. 

Y esos no son logros menores, sobre todo por su utilidad en estos tiempos de gigantesca perversión política. 

Esto viene a cuento porque la catafixia y el cantinflismo se han afianzado hasta en el discurso presidencial (alguna vez severo y respetable). 

Nuestro señor Presidente de la República ha encontrado en su honda sabiduría, una solución para aclarar todo el panorama político judicial, cuyo termómetro se ha elevado a temperaturas insospechadas con la investigación en contra del alfil togado, don Arturo Zaldívar y su mozo de estoques, Carlos Antonio Alpízar, quien ha sido señalado como el operador de las consignas para torcer la vara de la justicia de modo diferente de como explicaba Don Quijote a Sancho Panza.

“…Si acaso doblares la vara de la justicia, no sea con el peso de la dádiva, sino con el de la misericordia...” 

El caso es sencillo y su solución más simple aún. Si el prevaricador dejó la Corte y fue asilado piadosamente en la secretaría de Gobernación para distraer sus ocios en un puesto de indefinible utilidad, de manera rimbombante llamado Unidad de Desarrollo Democrático, se le podría alejar del cubículo donde labora, siempre y cuando la presidente de la SCJN, Norma Piña, también ofrezca un paso de costado. 

Apenas se escucha por las calles el pregón grabado y repetido, se cambian burócratas, lavadoras, refrigeradores… fierro viejo que vendan… 

La puntada no podría ser más ñoña. Si se va Alpízar, también se debe ir Piña. 

—¿Y eso va a solucionar algo? ¿Si se cometieron delitos con eso quedan subsanados?

Lo único visible en todo este enredo catafixioso, es la inutilidad recompensada. Gobernación se convirtió en una vitrina de floreros.

Pero ahora sirve para algo: ceder una ficha en el tablero. Te doy dos Alpízar por una Piña. Te cambio un Epigmenio por dos Hernán Gómez. ¿Sale?

—¿De veras el desarrollo democrático se construye desde un escritorio en Bucareli?

Sí, claro, en palabras de Cantinflas: el desarrollo democrático, chato, es algo así como si dijéramos, oiga no es posible, porque si —vamos a ver—, democrático quiere decir, así como si manda el pueblo, ¿no? Pero pueblo, pueblo, pus nomás no…

POR RAFAEL CARDONA

COLABORADOR

@CARDONARAFAEL

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