COLUMNA INVITADA

Economía y política de la República Popular China

Antes de la celebración de la Asamblea Popular Nacional (APN) y la Conferencia Consultiva Política del Pueblo Chino (CPCPC)

OPINIÓN

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Alejandro Pescador / Columna invitada / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Cortesía

Antes de la celebración de la Asamblea Popular Nacional (APN) y la Conferencia Consultiva Política del Pueblo Chino (CPCPC) de marzo último -o Doble Sesión-, ya se habían establecido las políticas del presidente Xi Jinping: fortalecer en todos los ámbitos la seguridad del régimen e impulsar el desarrollo de las llamadas nuevas fuerzas productivas que permitan la autosuficiencia en tecnologías de la información, semiconductores, inteligencia artificial, robótica, además de tecnologías de uso, es decir civil y/o militar. Todas estas políticas se inscriben en el marco de una nación “reunificada”, un solo partido y un líder de por vida.

La APN tuvo sus reuniones plenarias en el Gran Palacio del Pueblo en la Plaza Tiananmen en Beijing. Su acto central fue el informe de gobierno rendido por el primer ministro Qin Gang, bajo la mirada escrutadora del presidente Xi. A su vez en la CPCPC, órgano asesor político de la República Popular China bajo la tutela del PCC, Wang Huning, ideólogo del régimen y presidente de la Conferencia, ofreció coadyuvar al éxito de las políticas, ofrecer la “narrativa correcta” de la modernización en China y su apoyo a la modernización de otros países.

El presupuesto del gobierno para 2024 alcanza la cantidad de 4 billones de dólares o 28.5 billones de yuanes (siempre trillions en inglés), a fin de buscar un crecimiento económico de 5% y limitar el déficit presupuestario a 3%, meta poco realista si se considera el desplome del mercado inmobiliario (en 2021 representaba 22% del PIB), la persistencia del fenómeno deflacionario, la pérdida de confianza de los inversionistas locales y extranjeros, y la voluminosa deuda (13 billones de dólares o 94 billones de yuanes) de los gobiernos provinciales.

El Fondo Monetario Internacional estima un crecimiento para este año en China de un máximo de 4.6%.

El primer ministro Li reconoció que los retos de China incluyen una demanda interna insuficiente, sobreproducción en algunas industrias y debilidades en las expectativas sociales. Asimismo, se anunció un estímulo financiero para promover la baja tasa de natalidad (1.2), la cual ha caído por debajo de la tasa mínima necesaria (2.1) para cubrir la tasa de mortalidad. A esto se agrega la renuencia de los jóvenes a casarse, formar familias y tener hijos, en vista del desempleo juvenil por encima de 20%.

Del mismo modo, el gobierno anunció la emisión de bonos de largo plazo por casi 139,000 millones de dólares (un billón de yuanes) con el objetivo de crear unos 12 millones de empleos en las zonas urbanas. Pese a todo, estas medidas revelan con claridad la preocupación de la dirigencia china por la pérdida de dinamismo de la economía.

El presupuesto para defensa se incrementará en 7.2%, es decir con el mismo porcentaje de 2023. Se estima que el presupuesto para seguridad interna será similar dada la prioridad de mantener la estabilidad social.

En un giro preocupante, el primer ministro Li advirtió que China tomará todas las medidas para alcanzar la reunificación de Taiwán, aunque omitió que tal reunificación sea pacífica.

Por añadidura, al final de la APN no se llevó a cabo la tradicional conferencia de prensa del primer ministro, lo cual agravó la opacidad del gobierno.

Tras la Doble Sesión, se confirma que el impulso a las nuevas fuerzas productivas de Xi Jinping busca alcanzar objetivos de mediano y largo plazos, no soluciones urgentes para promover un mayor crecimiento económico per se. Se trata de una apuesta ambiciosa no exenta de contradicciones.

Por un lado, la sobreproducción en sectores como las llamadas tecnologías verdes y sobre todo los vehículos eléctricos se destina en su mayor parte a las exportaciones, lo cual ya ha generado controversias con la Unión Europea y Estados Unidos.

La búsqueda de IED, reiterada por Xi Jinping, pierde credibilidad por dos motivos: primero, porque también las empresas extranjeras deben contar con un representante del PCC en sus consejos de administración, y, segundo, porque la Ley de Seguridad Nacional, modificada constantemente, no solo desalienta la IED, sino que ha generado un relativo éxodo de empresas extranjeras a países como Singapur, Vietnam y la India.

No menos problemático es el apoyo del presidente Xi al presidente Vladimir Putin en su guerra contra Ucrania, una flagrante contradicción de la política exterior china antes comprometida con la integridad territorial de los países.

POR ALEJANDRO PESCADOR

DIPLOMÁTICO DE LA ASOCIACIÓN DEL SERVICIO EXTERIOR MEXICANO

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