COLUMNA INVITADA

El curioso discurso aporofóbico del panismo…

Es sorprendente cómo el PAN pide el voto a quienes desprecia profundamente

OPINIÓN

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Diego Latorre / Columna invitada / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: El Heraldo de México

Es sorprendente cómo el PAN pide el voto a quienes desprecia profundamente. Este síntoma mental se denomina “aporofobia” que es, en realidad, un neologismo acuñado por la filósofa Adela Cortina en 1995, para referirse al rechazo, aversión, temor y desprecio hacia el pobre, hacia el desamparado que, al menos en apariencia, no puede devolver nada bueno a cambio.

A nivel ideológico, la hegemonía del pensamiento neoliberal, basado en el individualismo, la competitividad y la meritocracia, presupone que el éxito sólo depende de la voluntad, el esfuerzo y el talento, y que nada tienen que ver las circunstancias socioeconómicas del país, la salud o el capital social, cultural o económico de los padres. ¿Le suena?

El discurso de odio del PAN pasa relativamente desapercibido porque en muchas ocasiones se solapa e interactúa con otras formas de exclusión social como el racismo, la xenofobia, la homofobia o el sexismo: el Pan fue el único grupo parlamentario que votó en bloque para no prohibir las terapias de conversión.

El hecho de confluir con otras categorías sociales de opresión o discriminación como la raza, el género o la orientación sexual dificulta la categorización de ciertos discursos aporofóbicos, pero ahí están.

Además, la marginalidad y la carencia de poder social y comunicativo, intrínsecas a la pobreza, dificultan la reivindicación y la denuncia de esta clase de odio.

Hay múltiples ejemplos de esto en el discurso del PAN y el de su candidata, siendo el más notable la manera en que criminalizan la pobreza y cómo tratan de demonizar los programas de ayudas sociales, sobre las que sitúan interesadamente la sombra permanente del fraude. Ellos son quienes juzgan al pobre, su vida y sus decisiones, y acaban dictando una sentencia inapelable: no merecen que el Estado los proteja.

En esta estigmatización, juegan un papel fundamental los medios de comunicación afines al neoliberalismo que, básicamente, simplifican la realidad de la pobreza y reducen la identidad de las personas, infringiendo principios deontológicos básicos, como el respeto a la dignidad humana. Ahí está el posicionamiento de Macario Schettino, gurú económico de la señora X respecto a las “injustas” pensiones a los adultos mayores y el “inmerecido” súper incremento al salario mínimo durante el presente sexenio.

Este odio a los que menos tienen está sistemáticamente presente en la campaña electoral de la candidata del kigurumi, en dónde, de una manera casi esquizofrénica, fomenta la discriminación y exalta los valores meritocráticos, individualistas y egoístas.

Para muestra está el desafortunado calificativo “NINIs” que el PAN acuñó y que su candidata de manera constante emplea para referirse a cierto sector de la población joven de este país y de quienes ahora pretende su voto.

En fin, como diría el panista promedio, “yo no odio, no soy racista, pero…”

POR DIEGO LATORRE LÓPEZ
SOCIO DIRECTOR DE LATORRE & ROJO, S.C.
@diegolgpn

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