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Guerrero, otra vez

Por fin hubo consecuencias después de un acto omiso. Tuvo que ser en Guerrero

OPINIÓN

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Carlos Zúñiga / Acceso Libre / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: FOTO: Especial

Por fin hubo consecuencias después de un acto omiso. Tuvo que ser en Guerrero, ante las increíbles e inaceptables decisiones de las autoridades estatales luego del asesinato de Yanqui Rothan Gómez Peralta, estudiante de la Normal Rural de Ayotzinapa, ultimado por un policía estatal.

Guerrero es un polvorín saliéndose de control para entrar en las movedizas arenas del estado fallido. A la combinación explosiva de la lucha entre cárteles, inseguridad y ausencia de Estado de derecho se sumó la movilización de los estudiantes de la Normal Isidro Burgos, lo que encendió las alertas en Palacio Nacional.

El crimen de Yanqui estuvo manoseado desde el inicio, cuando se quiso hacer pasar su muerte como respuesta de la policía a un hecho delictivo. Al enojo de los estudiantes por el crimen, se sumó la furia por la fuga del policía autor del delito, que pidió permiso para salir del cuartel donde estaba para “ir a la tienda”; salió y no regresó.

Este hecho causó enorme molestia en Palacio Nacional. Fue el presidente López Obrador y no las autoridades locales, quien tuvo que dar la increíble noticia. El enojo con Evelyn Salgado creció.

La gobernadora tuvo que remover al secretario de Seguridad Pública, Rolando Solano Rivera, y despedir al secretario de gobierno Ludwig Marcial Reynoso, brazo operativo de su padre, Félix Salgado Macedonio.

Aprovechó, además, para remover a Sandra Luz Valdovinos, titular de la fiscalía general del estado, impuesta por el ejército.

Viendo en el espejo retrovisor lo que sucedió en el sexenio de Peña Nieto, Andrés Manuel López Obrador censura los actos vandálicos de los estudiantes normalistas, califica de manipulados a los papás y desprecia a los abogados que los asesoran, pero lanza un llamado al diálogo, a sabiendas que el caso Ayotzinapa le puede resultar igual de perjudicial que a su antecesor, más en plena campaña presidencial.

Sólo para no olvidar, de 1988 a la fecha, han sido asesinados 11 alumnos de la normal Isidro Burgos y se ha desaparecido a 43 ellos. La justicia está muy lejos, aún y cuando prometieron que en este sexenio la habría. Evelyn y Félix Salgado, en lugar de ayudar, hacen crecer los problemas y de eso han tomado nota en el Gabinete de Seguridad.

Aunque en la mañanera el presidente respalda a la gobernadora, en privado no ve con buenos ojos su desempeño. Los problemas están lejos de solucionarse con estos movimientos, pero es un comienzo de recomposición institucional. El camino es largo y el tiempo para la 4T se agota.

CONTRASEÑA: Trasciende en Guerrero que papá e hija no se hablan, por eso se aprovecha el momento para desterrar sus influencias en el gobierno.

POR CARLOS ZÚÑIGA PÉREZ

COLABORADOR

@CARLOSZUP

MAAZ