TIERRA DE NEGOCIOS

Falta de lluvia también golpea los bolsillos

De ahí que la sequía registrada en los últimos meses del país está generando nuevos escenarios cuyos desafíos van desde el productor hasta los consumidores finales, es decir, las mesas de todos los mexicanos

OPINIÓN

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Mariana Otero-Briz / Tierra de Negocios / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Foto: Especial

En este espacio he abordado ampliamente las afectaciones que la sequía ha generado en la inflación, en la producción de alimentos y, en general, en el impacto que tiene desde la tierra hasta nuestras mesas.

Tal como lo señaló el Banco de México (Banxico) en su anuncio de política monetaria dado a conocer hace unos días, el cambio climático y sus fenómenos derivados constituyen un factor de riesgo para la inflación en los productos agropecuarios.

A ello hay que sumar que la sequía sigue afectando gran parte del territorio nacional. En este sentido, el Grupo Consultor de Mercados Agrícolas (GCMA) en su monitor de sequía dio a conocer que a pesar de que la entrada de frentes fríos aligeró la sequía, ésta sigue golpeando al 63 por ciento de los municipios del país.

Además, el nivel de agua en las presas de uso agrícola disminuyó de 40.2 por ciento a 38.6 por ciento, mientras que las lluvias por debajo de lo normal afectaron principalmente a las costas del Pacífico y la parte centro del país, y las áreas con sequía aumentaron en Sonora, Sinaloa, Durango, Oaxaca y la región de Huasteca.

De ahí que la sequía registrada en los últimos meses del país está generando nuevos escenarios cuyos desafíos van desde el productor hasta los consumidores finales, es decir, las mesas de todos los mexicanos.

El déficit hídrico aumenta los costos de producción debido a la necesidad de implementar sistemas de riego alternos o comprar agua a precios elevados, incluso, bajo el dominio del crimen organizado como ya se puede ver en algunas zonas del país.

Todos estos factores aumentan el costo de producción en el sector primario, pues nuestros productores -de todos los tamaños- enfrentan mayores gastos y, por ende, menores rendimientos, ante los cuales se ven obligados a subir sus precios, lo que se traslada a la cadena de suministro, haciendo una reacción expansiva que llega hasta los hogares de todos los mexicanos.

Además, el estrés hídrico impacta negativamente en el valor nutricional y aspecto de los productos, lo que complica que los pequeños productores enfrenten mayores obstáculos para colocar sus cosechas, se vean forzados a disminuir el precio y, golpea su ya de por si condiciones económicas adversas.

El gobierno mexicano y diversas organizaciones han implementado medidas y campañas para buscar soluciones ante los desafíos propios del cambio climático, sin embargo, es necesario redoblar esfuerzos para ubicar en el centro de todas las políticas públicas la necesidad de una gestión sostenible de los recursos hídricos y la adaptación de la agricultura al cambio climático.

En cada sector de la sociedad y los tres niveles de gobierno se debe entender que la sequía no es un problema de agricultores, sino un desafío para toda la cadena de valor alimentaria, de ahí que es imperativo que México tenga mayor resiliencia agrícola, elimine creencias sin comprobar e invierta en desarrollo e investigación de cultivos resistentes a la falta de agua, tal como lo están haciendo decenas de países alrededor del mundo.

POR MARIANA OTERO-BRIZ
@BRIZCOCHO

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