El pasado jueves 8 de febrero, el presidente estadounidense ordenó sanciones financieras contra algunos colonos israelíes implicados en ataques contra palestinos en Cisjordania, denunciando en esta ocasión los "niveles intolerables" de violencia que estallaron en este territorio donde ocho palestinos han sido asesinados por colonos desde el 7 de octubre. El día en que se anunciaron las sanciones, Joe Biden debía visitar Michigan, donde se concentra gran parte de la comunidad árabe-musulmana de Estados Unidos.
En esencia, estas medidas punitivas impiden el acceso al sistema financiero y propiedades o activos estadounidenses y prohíbe viajar a Estados Unidos. La orden ejecutiva también incluye medidas para combatir los delitos financieros.
Por su parte, el Departamento del Tesoro planea "ayudar a las instituciones financieras a identificar y denunciar actividades sospechosas que financian" la violencia de los colonos.
Se trata de pasos simbólicos, con todo, sin efecto disuasivo suficiente en la consecución de los objetivos de la guerra israelí. Jerusalén ahora promueve la idea de que Rafah es el "bastión" de Hamas, la misma expresión que ha utilizado para referirse a la parte norte de Gaza en el pasado.
Desde hace cuatro meses, la ciudad de Rafah, en la frontera con Egipto, se ha transformado en una zona de refugio para la gran mayoría de los habitantes de Gaza que huyen de los bombardeos israelíes. Allí se hacina más de la mitad de la población del enclave (1,300,000 palestinos, según la ONU, cinco veces más que antes de la guerra). El domingo, Egipto amenazó con suspender su tratado de paz con Israel si se envían tropas a esta ciudad.
En las últimas semanas, el presidente Biden ha sido desafiado regularmente por manifestantes que protestan atacándolo con el lema "Joe el genocida".
Tradicionalmente favorable al campo demócrata, el electorado decisivo de Michigan ha albergado un fuerte resentimiento hacia el Presidente. Al parecer, la administración se habría esforzado por no divulgar los detalles del viaje de Biden a Detroit para dialogar con el gran sindicato del automóvil UAW, por temor a posibles protestas de los árabes estadounidenses.
Es abrumador constatar que el desprecio del primer ministro Benjamin Netanyahu por los intereses estadounidenses no ha logrado más que respuestas cosméticas; hasta ahora Washington no ha reducido la entrega de armas a su aliado, recurso de presión que varios funcionarios de la administración han considerado y apoyado.
Mientras tanto, a las más de 27 mil muertes palestinas se suman unas 550 mil personas en inseguridad alimentaria catastrófica, de acuerdo con la Agencia de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). Si bien Biden no siente ninguna simpatía por Netanyahu, su deslumbramiento por Israel sigue marcando una agenda definida.
POR MARTA TAWIL
INVESTIGADORA DE EL COLMEX
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