Primero, fue impuesta desde Palacio Nacional como presidenta de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH). Luego, orilló a renunciar a todos los integrantes del Consejo Consultivo, el único contrapeso que le impedía ejercer un poder unipersonal y despótico. Ahora, empuja su propia reelección, para extinguirla y crearse un trono a la medida.
Para ese fin, Rosario Piedra puso a la CNDH en fase terminal. De entrada, nunca se reunió con las madres buscadoras, con los padres de niños con cáncer, con los enfermos sin medicamentos, con los periodistas agredidos a punta de mañanerazos; ni siquiera ha emitido un posicionamiento empático para ellos.
Pero, sobre todo, Piedra despojó a la CNDH del gran prestigio mundial que tenía como una defensoría ciudadana ante abusos del poder, para transformarla en una vergonzante instancia que viola garantías.
En efecto, ahora la CNDH acumula quejas de usuarios, por actos u omisiones de su propio personal. Durante la gestión de Piedra aumentaron en más de mil por ciento los reclamos de personas contra la instancia que se supone debía defenderlas: en 2021, apenas eran 45 reclamos y al cierre de 2023 fueron 515.
El reportero Almaquio García documentó el pasado domingo en estas páginas de El Heraldo de México: “Según el Informe Anual de Actividades 2023, del Órgano Interno de Control de la CNDH, las quejas pasaron de 233, en 2022, a 515 expediente que ingresaron en el periodo comprendido de enero a diciembre del 2023.
“En total, se recibieron el año pasado 793 expedientes de investigación iniciados por quejas o denuncias contra las personas servidoras públicas del organismo público autónomo, 45 de ellas de 2021”.
De lo que se trata es de poner a la CNDH en calidad de inservible, como ella misma reveló ayer al rendir su informe ante diputados, para acabar de enterrarla y edificar sobre sus ruinas un ente a imagen y semejanza del régimen cuatrotero.
“Nos mantenemos firmes en la idea de transformar de raíz a esta Comisión Nacional, ya que no responde a las necesidades del pueblo mexicano. Estamos convencidos de que es necesario que la Defensoría Nacional de los Derechos del Pueblo emerja como una institución nueva”, dijo.
Será tarea de la próxima presidenta de México, llámese Xóchitl o Claudia, impulsar o frenar ese plan, pero la señora Piedra desde ahora cabildea para reelegirse al frente de la CNDH, en noviembre próximo, para otro periodo de cinco años.
De concretarse la extinción de la Comisión y la creación de la dichosa Defensoría, Piedra asumiría en automático su presidencia o dirección.
Y ella se consolidaría como el prototipo del eterno sueño de Andrés.
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EN EL VISOR: A revisión de la ONU está la situación de los derechos humanos en México bajo el sexenio de Andrés López Obrador. Desde ayer, expertos del organismo internacional aplican el Examen Periódico Universal, con el que evaluarán la información proporcionada por el gobierno federal y la contrastarán con 17 informes de organizaciones sociales.
POR: RAYMUNDO SÁNCHEZ PATLÁN
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MAAZ