COLUMNA INVITADA

El Llano en llamas

En memoria María Martínez Cisneros

OPINIÓN

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Rubén Martínez Cisneros / Columna invitada / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Foto: Especial

“Estoy sentado junto a la alcantarilla aguardando a que salgan las ranas. Anoche, mientras estábamos cenando, comenzaron a armar el gran alboroto y no pararon de cantar hasta que amaneció”, así inicia la narración Macario, contenido en el volumen de cuentos El Llano en llamas del escritor Juan Nepomuceno Carlos Pérez Rulfo Vizcaino, quien sintetizó su nombre en Juan Rulfo.  

En septiembre de 1953 -hace 70 años-irrumpió en la escena literaria del país el libro antes citado, bajo el cobijo del FCE, el cual aglutinaba 16 textos, dedicado a Clara, quien fuera su esposa, de ahí para el real se ha convertido en uno de los textos de mayor lectura entre la población mexicana y a su vez surcando otras latitudes en lenguas extranjeras. 

El 18 de septiembre se terminó de imprimir, la primera edición del libro, aparece en la Colección Letras Mexicanas, es el numero 11 de esa serie, se publicaron 2 mil ejemplares; en 1959 inaugura la Colección Popular de la misma editorial, el texto que le da nombre al libro, El Llano en llamas, “¡Viva Petronilo Flores!”. El grito se vino rebotando por los paredones de la barranca y subió hasta donde estábamos nosotros. Luego se deshizo”. 

Originario de Apulco, Jalisco, nació el 16 de mayo de 1917 y fallece el 7 de enero de 1986, también publicó Pedro Paramo, “Vine a Comala porque me dijeron que acá vivía mi padre, un tal Pedro Páramo. Mi madre me lo dijo. Y yo le prometí que vendría a verlo en cuanto ella muriera. Le apreté sus manos en señal de que lo haría; pues ella esta estaba por morirse y yo en un plan de prometerlo todo…”. 

El escritor Jorge Ruffinelli, señala en el libro El Lugar de Rulfo, UV 1980, “tiene y treinta y cinco años cuando aparecen los cuentos de El Llano en llamas”, agrega, “largo relato…está ubicado expresamente en el periodo y sus militantes de Cristo Rey”, más aún, “a los treinta y siete cuando Pedro Páramo… la maestría de sus cuentos y la temible belleza del mundo fantasmal de Pedro Páramo han atraído la atención durante más de dos décadas induciendo cada vez más, en cada lectura nueva, al descubrimiento de diferentes dimensiones…”. 

De la anterior obra señala Ruffinelli, “…del relato son pueblos fantasmas, habitados por fúnebres mujeres de rebozos negros, o por viejos que ya no pueden trabajar y solo rumian la desesperanza hasta que llegue la hora de morir. Pueblos habitados por ánimas en pena, convertidos en una imagen secular del purgatorio”  

Además, es el autor de El Gallo de Oro, adaptado por Carlos Fuentes y Gabriel García Márquez para el cine, bajo la dirección de Roberto Gavaldón, por cierto, para el autor de Cien años de soledad, su amigo el escritor Álvaro Mutis, le dio a leer Pedro Páramo, “Aquella noche no pude dormir mientras no terminé la segunda lectura. Nunca, desde la noche tremenda en que leí La Metamorfosis de Kafka en una lúgubre pensión de estudiante en Bogotá…había sufrido una conmoción semejante”. 

POR RUBÉN MARTÍNEZ CISNEROS

COLABORADOR

MAAZ