AIRE PARA PENSAR Y DEJAR PENSAR

Ajedrez

Como bien sabemos el ajedrez es un juego de conquista, de conocer bien las reglas

OPINIÓN

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Paola Albarrán / Aire para pensar y dejar pensar / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Foto: Especial

Como bien sabemos el ajedrez es un juego de conquista, de conocer bien las reglas para poder desarrollar una estrategia. Es intuición y conocimiento a la vez.

Un juego que lleva siglos siendo jugado por toda la humanidad. Originario de Asia. Esta batalla en la que 16 piezas con distintos valores se mueven para derrocar al rey del oponente. Cada una de las piezas se mueven y valen distinto.

El peón, los que más abundan, avanza el doble al principio y luego sólo puede avanzar una vez. La locura lo empuja a moverse al doble, lo impulsa, es intempestivo el movimiento. Son los soldados de la primera línea de batalla, no por eso menos letales. Pero si tienes libertad a moverlos con menos estrategia, pues tienes más oportunidades para poderte equivocar y por lo mismo también las mismas oportunidades para acertar. Avanzar el doble y luego sólo la mitad. Quizás los inicios sean en su mayoría así, todo el entusiasmo al principio para después acomodarte al paso de la cotidianidad.

La torre se mueve en horizontal o vertical por todo el tablero. Pieza estratégica y poderosa. ¿Cuántas torres debes de derrumbar para que entonces puedas construir en ti una fortaleza?

El alfil se puede mover en su color, en diagonal. No cambia de color. Línea recta. Tangente. Firme.

El caballo salta, se mueve en “L”. Cambia de color. Este animal emblemático, misterioso, capaz, conquistador, aliado, extensión del humano, inteligente, cambia de dirección en el mismo movimiento.

La reina. La pieza más poderosa. La sacerdotisa. Sagrada. Mística. Emperatriz. No salta. Se impone. Se mueve como se mueven las reinas; en todas las direcciones. Línea recta, horizontal, vertical. Alcanza todo el tablero, largas distancias recorre. Poderosa, valiente. Cambia de color, cambia de rumbo. Las reinas valientes, poderosas, capaces.

El rey, el más importante, el más vulnerable a la vez. Poca movilidad. Se mueve sólo una casilla en cualquier dirección. Cuando se tiene tanto poder, no se puede abarcar todo el tablero, el poder también limita.  Se acaba el rey, se acaba el juego.

El ajedrez también es saber leer a tu contrincante. Leer su estrategia. En el ajedrez no se habla, las miradas van al tablero. La estrategia es acción no es planeación, se juega en presente.

¿Cómo puedes hacer frente a jugadas que no estaban en las reglas? ¿Cuántas veces en la vida nos cambia la jugada?

Tablero Blanco y negro. Así de radical. En la vida tenemos el reto de encontrar la gama de grises que te permitan flotar y encontrar los matices correctos a esos claroscuros.

Te quedan menos piezas, pero no por eso está perdido el juego. Puedes hacer un jaque mate, aunque vayas perdiendo. Confiando en tu inteligencia, que muchas veces se llama intuición. Saber que tienes la capacidad de hacer el juego perfecto, y que eso requiere muchas veces de pausas. Hacer un cambio, un movimiento. Esperar una nueva jugada.

¿Qué te permite seguir en el juego? ¿A qué te aferras para seguir jugando aún cuando sabes que tu suerte está dada?

Muchas veces ganas más cuando no ganas. Leer el éxito del oponente como tuyo. Pues si ganan los tuyos, ganas tú también.

En el tablero, como en la vida, cada cosa tiene un espacio y un tiempo correcto. Todos tenemos las mismas posibilidades de decir al final, jaque mate.

POR PAOLA ALBARRÁN

paolaalbarran1@gmail.com
IG: @paolaalbarran

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