En el veleidoso firmamento de la política surgen —de pronto— caminos, soluciones y personajes que parecían inexistentes.
Durante meses la sociedad se preguntó si era factible la unión de partidos históricamente enfrentados capaces de competir con el oficialismo de Morena.
Finalmente se encontró una solución complicada y burocrática, que recoge diversas formas innovadoras para la selección de candidato presidencial; fue difícil, lo importante es que se logró con la participación de los tres partidos —PRI, PAN y PRD—, y además con el apoyo de grupos ciudadanos que han manifestado su interés en el proceso.
Los candidatos que han presentado los partidos y la sociedad tienen —en su mayoría— capacidades, experiencia política y administrativa, así como destacadas acciones en su vida pública; sin embargo, en ninguno de los aspirantes se había encontrado ese carisma que pudiera entusiasmar a los electores.
Inesperadamente, gracias a su ingenio, a su sencillez y, sobre todo, a la oportunidad que le brindó el presidente Andrés Manuel López Obrador al cerrarle las puertas de Palacio Nacional para cumplir un mandato judicial, que permitiera a la quejosa aclarar en la mañanera su criterio sobre los programas sociales, la negativa presidencial produjo el milagro para que surgiera una nueva estrella política que se llama Xóchitl Gálvez, y cuya historia de vida es un ejemplo de inteligencia, trabajo y ascenso social.
Sobre todo, Xóchitl encadenada en el Senado de la República o arriba de su bicicleta en Palacio Nacional, le da una narrativa diferente y refrescante a la arena política.
La empresaria premiada por el Foro Económico Mundial de Davos –la que vendía gelatinas para sobrevivir desde su trinchera indígena— puede ser, o no, la candidata de este frente, pero desde luego, estamos frente al nacimiento inesperado de una afortunada estrella política.
Al parecer, la posición de Xóchitl no la coloca como favorita de su partido, pues es claro que la estructura panista se inclina por un político destacado y valioso, pero poco apto para enfrentar a la 4T. En esas condiciones y siendo una outsider, no será fácil que la dejen pasar.
En el PRI hay buenos precandidatos, con la experiencia legislativa y administrativa de alto nivel, no obstante, no se ve ninguno cuyo discurso pueda generar el triunfo para la oposición. Tampoco son malos los candidatos del PRD.
Es decir, en la oposición existen personajes con capacidad y talento, pero hasta ahora, ninguno tiene esa sal y pimienta que le da a Xóchitl una relación fluida y sensible con el electorado.
Pronto veremos qué pasará, de momento, despertó la oposición y el juego político y democrático se convierte en un espectáculo interesante que estimula a las aburridas masas que —hasta hoy— sólo contemplan el tránsito insaboro e incoloro de aplaudidores de la 4T.
POR ALFREDO RÍOS CAMARENA
CATEDRÁTICO DE LA FACULTAD DE DERECHO DE LA UNAM
PRESIDENTE DEL FRENTE UNIVERSITARIO LATINOAMERICANO (1958-1962)
VICEPRESIDENTE DE LA SOCIEDAD MEXICANA DE GEOGRAFÍA Y ESTADÍSTICA
MAAZ