COLUMNA INVITADA

IDEATHON para el futuro

Así pues, fue necesario un año de planeación para que este esfuerzo, impulsado por esta alianza interinstitucional, académica y de la sociedad civil, pudiera ver la luz y se llevara a cabo en Vallejo-I

OPINIÓN

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Leonor Gómez Otegui / Columna Invitada / Opinión El Heraldo de México Créditos: Foto: Especial

El pasado 29 y 30 de mayo, en el Centro de Innovación y Desarrollo Tecnológico de Vallejo-I, se dieron cita más de doscientas personas de más de veinte universidades y asociaciones civiles, para llevar a cabo el IDEATHON para la Transición Energética.

Se trata de un ejercicio encaminado a promover la transición energética en la CDMX, que además de lo interesante de su formato, se distinguió porque uno de sus organizadores es nada más y nada menos que el Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT por sus siglas en inglés), uno de los mejores centros de estudios tecnológicos a nivel global.

Haciendo uso de la metodología de trabajo del MITdesingX, la cual parte de la delimitación del problema a atender (en este caso la transición energética hacia economías reducidas en carbono y el desarrollo de propuestas innovadoras de solución) los asistentes al IDEATHON, jóvenes investigadores en su mayoría, constituyeron ocho grupos de trabajo que habrán de ingresar sus proyectos al acelerador de negocios del MIT durante el verano, para luego recibir asesorías que permitan mejorar el modelo de negocios de sus propuestas y finalmente llegar al punto en el que el proyecto ganador se haga acreedor a fondos para construir un prototipo funcional.

Del mismo modo que llegar a la meta del IDEATHON ha sido una tarea que requirió de la suma de voluntades, talentos, experiencias e ideas de las personas que componen cada equipo de trabajo; un evento de esta naturaleza y nivel, implicó la colaboración de industria, instituciones académicas, asociaciones civiles y diversas áreas del Gobierno de la Ciudad de México, interesadas en las nuevas tecnologías y el sector energético.

Por un lado, la cercanía entre el Laboratorio para Mejorar Nuestras Ciudades A.C., encabezado por José Miguel Bejos, con el Centro Leventhal de Urbanismo Avanzado del MIT, dirigido por Sarah Williams; fue un parteaguas para poder realizar este ejercicio innovador en la capital del país.

Aunado a ello, el seguimiento y trabajo conjunto entre la Coordinación de Asuntos Internacionales del Gobierno de la Ciudad y la Secretaría de Educación, Ciencia, Tecnología e Innovación (SECTEI), permitió también convocar a instituciones académicas de primer nivel en México como la UNAM, el Instituto Politécnico Nacional (IPN), la UAM y el Tecnológico Nacional de México, para involucrarse en este proyecto.

Así pues, fue necesario un año de planeación para que este esfuerzo, impulsado por esta alianza interinstitucional, académica y de la sociedad civil, pudiera ver la luz y se llevara a cabo en Vallejo-I.

Y es que el reto de la transición energética no es asunto menor. Por el contrario, se trata de uno de los temas más importantes en la agenda actual de los gobiernos de todo el mundo, que buscan aprovechar las innovaciones tecnológicas para la producción, administración, distribución y aprovechamiento de los recursos energéticos. Y es que como sabemos, el calentamiento global avanza a pasos agigantados y son precisamente las grandes metrópolis del mundo, las que más amenazas enfrentarán en las próximas décadas.

Por ello, hacer frente a un tema de tal envergadura, amerita aprovechar al máximo el impulso que genera la triple hélice entre academia, industria y gobierno; pero principalmente debemos generar esquemas que permitan detonar el talento latente y las soluciones innovadoras. Apoyar la creatividad y frescura de las nuevas generaciones, y darles la oportunidad de participar en la construcción de nuevas políticas públicas, a la altura de las necesidades actuales.

Como se mencionó durante la inauguración del IDEATHON para la Transición Energética, el cambio en las ciudades no ocurre de la noche a la mañana y lograrlo requiere de relaciones a largo plazo. Sin duda los vínculos generados durante esta experiencia son el inicio de un camino próspero en la generación de ideas y proyectos que nos ayudarán a alcanzar una economía de cero carbono, poniendo en alto el nombre de la Ciudad de México como una ciudad de conocimiento.

POR LEONOR GÓMEZ OTEGUI

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