EN LOS MARES DE LA EDUCACIÓN

Niños, no teléfonos inteligentes

¿Habría que prohibir los teléfonos al menos durante el horario escolar?

OPINIÓN

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Antonio Argüelles / En los Mares de la Educación / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

El cierre de las escuelas durante la pandemia limitó enormemente las posibilidades de que los estudiantes continuaran su proceso de aprendizaje. El paliativo obvio para esta situación fue el uso de las tecnologías digitales.

Sin embargo, en 2020, según el Inegi, únicamente 43.8 % de los hogares tenía computadora. Esto hizo de los teléfonos inteligentes un aliado inesperado en los esfuerzos de los maestros por mantenerse en contacto con los estudiantes y, en la medida de lo posible, continuar las actividades académicas. Datos de 2021, también del Inegi, indican que 73.7 % de la población de seis años o más es usuaria de un teléfono inteligente.

Los programas de reforzamiento que instrumentamos en Siete Mares Consultores durante esta época no hubieran podido tener el alcance que tuvieron de no ser por estos dispositivos, sobre todo en estados con condiciones geográficas y económicas complicadas. Esto reforzó la idea, presente en el entorno educativo desde antes de la pandemia, de que la tecnología impulsa el aprendizaje. 

Hoy la situación ha cambiado. Afortunadamente, las aulas están llenas de nuevo y, en este contexto, es necesario replantear el papel de los teléfonos inteligentes en la escuela. En mi opinión, el uso de estos dispositivos en el salón de clases no resolverá los problemas educativos e incluso puede profundizarlos.

Como sostiene el psicólogo social Jonathan Haidt en un artículo reciente en The Atlantic, las constantes tentaciones de los teléfonos dificultan la capacidad de los estudiantes para mantenerse concentrados. El uso frecuente —e incluso la mera presencia— de los aparatos para fines no educativos durante las clases reduce el rendimiento académico y puede afectar la capacidad cognitiva.

A esto el autor agrega los efectos negativos del uso intensivo de los teléfonos en las conexiones sociales, como el aumento de la soledad y la disminución de la calidad de las interacciones con compañeros.

Sí, los teléfonos inteligentes dan acceso a recursos como información para investigaciones, aplicaciones de aprendizaje interactivo y videos educativos. No obstante, hay que preguntarse si vale la pena correr el riesgo que implica permitir el uso de celulares en las instalaciones de la escuela.

En otro artículo en la misma revista, la escritora Kaitlyn Tiffany precisa que el uso de las redes sociales no afecta a todos de la misma manera, lo que dificulta intervenir de manera informada. Mientras no lo tengamos claro, ¿habría que prohibir los teléfonos al menos durante el horario escolar? Haidt dice que sí; yo también. ¿Y ustedes, estimados lectores?

POR ANTONIO ARGÜELLES

COLABORADOR

@MEXICANO_ACTIVO

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